CONFIDENCIALIDAD

Mi segundo y ultimo propósito del año pasado fue guardarme absoluta confidencialidad a mi misma, es decir guardar muy bien mis propios secretos y cuidar lo que le cuento a los demás.


¿Qué me llevó a semejante decisión? A mí que cuando me pasaba algo medianamente excitante, bonito, diferente, terrible, triste o dramático tenía que salir a contárselo al séquito de buenos amigos que por suerte no me han faltado. De repente me di cuenta que las respuestas a mis confesiones resultaban faltas de empatía o simplemente eran ignoradas, algo a lo que nos ha conducido el abuso de la tecnología.

Respuestas como: "Que mala suerte" "¿Porqué siempre te pasan éste tipo de cosas?" "Te va a tocar hacerte un baño de ruda" "Pero que racha la tuya" empezaron a darme física pereza contarle mis asuntos a las personas y me motivaron para guardarme confidencialidad.

Pero lo más interesante es que he ganado más responsabilidad emocional, he capitalizado mi energía vital que ya no invierto en interacciones estériles y que me llena de poder personal. Es increíble lo bien que me siento conmigo misma cuando enfrento un reto, o tengo una buena noticia y decido no compartirla con nadie, y aunque para muchos esa sea una forma de soledad, de las cosas que comprendí llevando ésto a la práctica es que tenemos mal entendida la soledad, que pensamos que la necesidad emocional de los demás nos otorga compañía, nada más alejado de la realidad.

Hay mucho poder en la autosuficiencia emocional, en sentir que muchas cosas es mejor vivirlas y sentirlas a  solas, pero sobre todo los vínculos con los demás se fortalecen porque ya no dependen de una cierta cultura parasitaria donde el uno se provee del otro para sentirse mejor.

La mayoría de las cosas personales que uno comparte con los demás, en realidad a elllos no les importa, y ésto lejos de ser desolador, es una realidad que al aceptarla, nos permite interacciones más saludables y auténticas, porque ya no estan basadas en un ideal, sino en la realidad que todos vivimos.

Actualmente estamos inmersos en  un mundo de individualismo donde cada uno quiere ser importante, por lo tanto hay poco o nada de espacio para darle importancia a los demás.  Las frases de cajón respecto a la amistad y la camaradería se convirtieron en los copys de las redes sociales, donde la ganancia es mayor, porque se pueden convertir en " likes" y éstos en dinero en el mejor de los casos. La triste realidad contemporánea es que entre más estemos rodeados de personas más solos estamos.

Observar con lupa las interacciones sociales me permitió durante éste año comprobar que no existe diferencia entre el antes, cuando me comunicaba al detalle con las personas,  y el ahora, que lo hago menguando la información. A ésto le llamo adaptarse a los nuevos tiempos, y gracias a ésta adaptación he conseguido que mi segundo propósito haya sido un  completo éxito, sin tener que sacrificar mi vida social o aislarme de las personas a las que sigo amando. No me alejé de nadie simplemente hice una re estructuración en mi formato de comunicación social y me siento muy satisfecha con los resultados.

Mi lección: las circunstancias externas no tienen que cambiar para sentirnos mejor, somos nosotros quiénes tenemos que cambiar de ideas y perspectivas en aras de adaptarnos al entorno. Entre más imperceptible sea ese cambio, mejor. 




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