Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2022

EL INMORTAL

Imagen
  El día que mi madre le regaló a mi primo Antonio el “agnus Dei” pensamos que le había entregado la clave de la inmortalidad. A muy pocas personas mi madre les daba un regalo de tal magnitud. El “Agnus Dei” era una medalla muy bonita que se cargaba de manera secreta en la billetera o en su defecto amarrado con un gancho por dentro de la ropa como un símbolo de protección, y   las cosas que tenían que ver con las creencias religiosas de mi madre, no se ponían en duda, eran para mí una de esas verdades absolutas que ella se había ganado el día que se había titulado de madre, porque la maternidad parece adornar con ciertos dones y atributos a las mujeres. No había pasado mucho tiempo desde que mi primo recibió aquel regalo, cuando él vino de visita a la casa y nos contó una historia que hizo que la inmortalidad de él ya no fuera una creencia sino una certeza. Mi primo, cuyo negocio principal era ser surtidor de las bebidas de Postobon en los departamentos de Cauca y Nariño había sido v

LÓGICA MASCULINA

Imagen
  En la playa estaba un niño de unos 4 años, desnudo. Lo acompañaba su padre, un hombre de unos 30 años. El niño estaba inusualmente bien dotado para su edad. Se hacía imposible no mirarlo. Pensé que si así es el niño el padre debe serlo también ( mal pensada que es una)  por aquello de la genética. Supongo que esa misma lógica fue la que motivó al padre a sacar a su hijo desnudo a la playa.

SE DICE DE MI (I)

Imagen
  Ella puede ser bien la ternura de un bebé, o la dureza del acero, la estridencia de una turbina aérea o la paz de un mantra, la ligereza de una liebre o la paciencia de una oruga, la belleza de un cuerpo femenino, o la firmeza de unos bíceps masculinos, la indefensión de un feto o la habilidad de un depredador, la inexperiencia de la primera vez adolescente o la lujuria de Mesalina, la calidez de un trópico o el agotamiento del frío Noruego, el interés del aprendiz o la apatía del desinteresado, un arrullo materno o el rugido de una fiera, la volatilidad de un electrón o la pasividad de las palmeras, la melodía de una carcajada o la reverencia del silencio mas absoluto, la picardía de un escolar o la severidad de un inquisidor, de la noche la sombra, o del día la luz. Todo esto y mucho más. Teniendo en cuenta la riqueza de su alma no es extraño que no existan patrones para definirla ya que los ha roto todos. Como encasillar a un ser que no se cansa de infringir reglas, de traspasar b