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Mostrando entradas de febrero, 2013

A PURO CUENTO.

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A mi nieta le gusta que le leamos cuentos antes de ir a dormir, cuando soy yo quien la lleva a la cama, no se los leo, se los narro, con sonidos, con música y usualmente se los actúo. Los invento con una facilidad que a mi misma me asombra, empiezo con una idea que haya tenido que ver con algo que vivimos durante el día y el cuento se escribe a través de mi imaginación de manera magistral, mientras ella yace en su cama completamente atenta a cada una de mis palabras y mis movimientos. Tengo que confesar que ningún adulto es tan buen escucha de mis narraciones como mi pequeña Samantha, lo cual hace que mi corazón se infle cada día de más amor por ella. La narración oral ha formado parte fundamental de mi educación y de mi vida, siendo una niña mi madre solía contarme historias de su vida de juventud ( mi madre me tuvo en su edad madura) que yo le pedía que me contara, como no conocí a mis abuelos maternos y a mis tíos maternos, solía pedir que se me contara acerca de ellos y de la

LA NOCHE DORADA.

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Cuando me embarqué en el Valor, el barco que elegí para celebrar mis primeros cincuenta años de edad, tenía algunos deseos  para hacer de esa celebración algo inolvidable, esos objetivos implicaban hacer cosas que siempre quise y que no me atreví a hacer en el pasado por algún tipo de temor. Uno de esos deseos era el de tener una jornada propia de abrazos gratis con gente que no había visto antes y que seguramente no veré jamás. El otro deseo, que veía poco viable era el de celebrar con música de los ochentas, por lo que llevé el atuendo para esa celebración. La tercera noche, como respuesta del universo a mis peticiones, anunciaron una fiesta de los ochentas en la discoteca más grande del barco, más tarde vería con mis propios ojos, que en la discoteca, enmarcando la cabina del DJ, estaba dispuesto un enorme letrero que decía “Free Hugs” (abrazos gratis) como si alguien hubiera planeado las actividades del barco girando en torno a mis deseos. Me dirigí a la cabina, emocionad

SOL EN PISCIS.

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Los astrólogos dirán que tengo el sol parado sobre mí y que a eso se debe que me estén pasando tantas cosas maravillosas, lo llaman el brillo del cumpleaños. Para mí es una cosecha bien merecida por mi paciente siembra. Mi libro “Dios usa pantalones de jeans” acaba de ser nominado al premio de literatura Carmenluisa Pinto 2012. Mi nuevo Monólogo “salir del closet” está listo para ser estrenado en el mes de marzo, han empezado a salir las entrevistas que me hicieron en diciembre durante el lanzamiento de mi libro, donde se dicen cosas de mí que yo misma no diría, pero que es interesante porque es la percepción que tiene la gente de mí. Estoy de moda en mi pequeño mundo y eso me pone trascendental, me hace pensar en lo perecedero de todo, me obliga a saborear cada experiencia intensamente, quizá porque sé que el tren de mi vida ha llegado a la mitad de mi camino, o al menos es lo que quiero pensar. En este momento tras cada logro que obtengo puedo ver como la vida me ha obligad

S.S

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Una de las metas que llevaba al crucero era pasar más tiempo en la zona de adultos llamada “Serenity”, pero dado que estábamos allí por mi cumpleaños y había ido gente para compartir conmigo, siempre surgieron compromisos que me alejaron de esa posibilidad. Pero el último día decidí regalarme esa oportunidad y separarme del grupo para disfrutarlo. Se me unió alguien por quien siento una poderosa atracción física, alguien que remueve el suelo en el que estoy parada cuando pisa la misma baldosa mía y que hace que las vellosidades de mi piel se levanten y permanezcan en alerta. Encontramos un par de enormes sillones redondos apartados del resto de la gente, a nuestros pies el mar imponente lucía infinito, como si nunca fuéramos a divisar tierra, fue lo mismo cuando miramos a los lados y cuando miramos para atrás. Me inspiró en especial la idea de saber que por más agua que existiera a nuestro alrededor en algún momento en ese mismo horizonte emergerían los rostros y las sonrisas d

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE.

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En nuestra primera parada del crucero que hice la semana pasada nos encontramos de frente con esa débil línea que une la vida con la muerte,  pudimos constatar que la una contiene a la otra, que están más unidas de lo que quisieran estar aquellos enamorados que pactan con relaciones simbióticas y que se juran amor más allá de la muerte. Mi hija, mi amiga Berta y yo decidimos pasar el día en una playa cercana a playa MIA en Cozumel México, tomamos un paquete que incluía todo y de esa forma relajarnos y disfrutar del mar, de la música y nuestra compañía. Pasamos un día maravilloso bebiendo los diferentes cócteles que Gabriel, el mesero que nos asignaron servía para nosotros, junto con algunos ceviches y comida de mar, nos sentíamos como princesas en el jardín del castillo siendo atendidas por un hombre de mediana edad que fantaseaba constantemente con pedirle permiso a su esposa para satisfacer nuestros mundanos deseos, para después soltar una enorme carcajada porque sabía al igual

DIVA POR UNA NOCHE.

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Durante mi adolescencia mis amigas soñaban con ser famosas, se veían como cantantes, actrices, modelos, o si era el caso como esposas de famosos, lo que fuera, pero eso si Divas. Yo fui la única que no me permití ese lujo, pues sabía que ser Diva era algo que no estaba en mis posibilidades, porque el público jamás le apostaría a una mujer con defecto de fábrica. Me sentía feliz solamente con la idea de ser aceptada socialmente por mis amigas; y ser invitada a una fiesta era un honor que me hacían y que yo disfrutaba como si fuera el más costoso manjar. Muchos años después conocí a mi amigo Carlos, quien disfrutaba tomándome fotografías y yo disfrutaba posando para él, fotos para las cuales usaba vestuarios diferentes y él se atrevió a llamarme Diva. Esa fue la manera que tuve de sublimar esa fantasía de adolescente que aborté por temor al rechazo de la sociedad, pero que a lo mejor yacía en el fondo de mi misma, ya que desde siempre me viene ese deseo por estar disfrazada, y