UNA VIDA PARA EL ABSURDO
En memoria de mi Tia “Tiva” porque la justicia a veces es invisible. En estos días he estado pensando en esas historias absurdas, tristes y dolorosas para las que sólo encuentro alivio creyendo en la reencarnación, o en que esta vida es un complot divino que uno diseñó con la ayuda de seres que lo aman a uno mucho en el plano del alma, para realizar trabajos que a la personalidad le parecen difíciles, y que están al servicio de la purificación del alma. Y es que en la familia de mi madre casi todas las historias son absurdas, sin sentido, muchos llegaron a este planeta y se marcharon dejando una sensación de impotencia insoportable. Como la historia de la tía "Tiva", quien estuvo al servicio toda su vida de una familia adinerada que tuvo que abandonar el pueblo porque habían adoptado una niña de horas de nacida que se habían encontrado en la carretera. Todo el mundo supo de quien era la niña, de otra familia poderosa del pueblo, y en aras de proteger a la menor de saber