LA CHICA DEL NOVENO PISO.
Desde hace ocho años asisto a un grupo de superación personal una vez al mes, no siempre pero con frecuencia ella asiste, la chica del noveno piso. Patricia llega enfundada en su mejor traje de acuerdo a la estación del año, si es en invierno ella viste un lujoso abrigo negro y si es verano un vaporoso vestido. Lleva puestas sus joyas que elije de manera sobria y su maquillaje delicado e intacto que siempre capturan mi atención, no pierdo un solo detalle de ella, a veces memoriza poemas que comparte con nosotros y otras veces me sorprende con una participación brillante sobre el tema que estamos tratando. Confieso que quiero ser como ella, de pronto no en este momento, pero si cuando yo también haya llegado al noveno piso. Y es que a Patricia ya le hemos celebrado los noventa años de edad, y tiene su mente intacta, y su vitalidad es envidiable. No le teme a los colores vivos, ni le teme a los temas de salón atrevidos. No mengua halagos y reconocimiento alguno para quienes la acompañamo