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Mostrando entradas de enero, 2022

YO TAMBIÉN ESTUVE AHÍ.

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  Yo también estuve ahí, contenida por un conjunto de terminaciones nerviosas , identificada con mis hormonas, creyendo que lo que ellas dictaban era yo, romantizando el sexo y sexualizando  el amor, acomodando el ideal masculino en cada hombre que  mis hormonas, y no yo, determinaban. Yo también estuve ahí, hambrienta de afecto, impedida para tomar mis propias decisiones bombardeada  por la idea del colectivo acerca del matrimonio y la soledad. yo también estuve ahí, llevada al precipicio de la heterosexualidad  porque las demás opciones significaban el destierro social,  como montada en un tren del que no me podía bajar a voluntad. Yo también estuve ahí, sin control sobre mi vida haciendo lo que de mí se esperaba, cumpliendo una a una la cuota de expectativas sociales puesta sobre mis hombros. Yo también estuve ahí, presa de la moda colectiva, uniformandome con las otras hembras de la manada para que la competencia por el mejor postor, fuera limpia. Yo también estuve ahí, con el

VIDA MÁS ALLA DE LOS SENOS

  Ésta semana operaron a mi amiga de un cáncer de mama, la cirugía duró 12 horas, fue una mastectomia bilateral y le hicieron  la reconstrucción en la misma intervención. Durante meses ella se enfrentó a la pregunta del millón ¿ y si me quedó sin tetas? Hay vida para la mujer más allá de las tetas? Y aunque no es la prioridad de ella volver a tenerlas, porque prima la necesidad de salvar su vida, optó por mover la grasa de su abdomen para la reconstrucción de sus senos. Pocos días antes de la cirugía sincronicamente asistió a una exposición de arte donde el tema central era la metamorfosis, palabra que ella había adoptado para darle otra perspectiva a la nueva etapa de su vida. Tuvo la oportunidad de entrar en uno de los cuadros que está concebido para ser visto desde dentro y eso fue revelador para ella. Supongo que era la manera como el universo le constataba que los cambios son neutrales y que cada persona le da su propio significado de acuerdo a su propio sistema de creencias.  E

DOÑA MARINA

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  Doña Marina era la esposa del director de la escuela de varones en el Salto de Guadalupe. Una población a unas cuatro horas de Medellin. Entre ella y su esposo parecía que había una brecha cultural grande, pero a lo mejor no era así. Ella era la única mujer lugareña que conducía su propio auto. El corregimiento del Salto, porque ni siquiera llegaba a municipio, sólo tenía una calle alrededor de la cual había un tendido de casas que conformaban el pueblo. Un quiebrapatas nos separaba de la central hidroeléctrica, conformada por dos calles antes de llegar a donde estaba el teleférico y el malacate, dos vehículos que a mí me parecían suicidas y que bajaban una enorme montaña hasta "El Plan" donde estaba la central hidroeléctrica. A la salida para Medellin estaba el barrio las brisas, ese si, conformado por varias calles con casas de lujo, muchas de ellas con piscina pese a que en el Salto el sol no salía mucho y cuando lo hacía no conseguía calentar las frías temperaturas q