YO TAMBIÉN ESTUVE AHÍ.

 Yo también estuve ahí, contenida por un conjunto de terminaciones nerviosas , identificada con mis hormonas, creyendo que lo que ellas dictaban era yo, romantizando el sexo y sexualizando  el amor, acomodando el ideal masculino en cada hombre que  mis hormonas, y no yo, determinaban.

Yo también estuve ahí, hambrienta de afecto, impedida para tomar mis propias decisiones bombardeada  por la idea del colectivo acerca del matrimonio y la soledad.

yo también estuve ahí, llevada al precipicio de la heterosexualidad  porque las demás opciones significaban el destierro social,  como montada en un tren del que no me podía bajar a voluntad.

Yo también estuve ahí, sin control sobre mi vida haciendo lo que de mí se esperaba, cumpliendo una a una la cuota de expectativas sociales puesta sobre mis hombros.

Yo también estuve ahí, presa de la moda colectiva, uniformandome con las otras hembras de la manada para que la competencia por el mejor postor, fuera limpia.

Yo también estuve ahí, con el vestido blanco, el ramo en la mano, y la fiesta  que certificaba que ya era una mujer " organizada" como llevada al patíbulo donde todos sabían, excepto yo, que no era felicidad lo que me esperaba.

Yo también estuve ahí, en un lecho satisfaciendo a un hombre que ya no deseaba porque me había comprometido con algo que en realidad no podía cumplir, y diciéndome a mí misma "si las demás pueden, yo también tengo que poder"

Yo también estuve ahí, cargando un pesado fardo de culpabilidad por no pactar con la monogamia. Con la lealtad intacta pero la fidelidad rota, pensando que algo malo pasaba con una mujer que deja de desear a un hombre tan rápidamente.  

Yo también estuve ahí, forzando a  mi destino a que me diera lo que estaba por fuera de mi contrato de vida.

Yo también estuve ahí, enamorada de mi misma, no del otro, enamorada de la mujer en la que me convertía bajo el influjo de aquella trampa hormonal que todos se empeñan en llamar amor.

Yo también estuve ahí, convirtiéndome en muchas mujeres para defender a mi ego que se  disfrazaba de amor.  Combatiendo a las demás mujeres en una guerra donde el enemigo estaba dentro no afuera. 

Caminé demasiado lejos de mí  misma, para encontrarme con mis verdades personales, caminé de regreso a mi centro comprendiendo que cada cuál debe ser fiel a su verdad, no a la de los demás, descubrí que no había nada malo en mí, que no estaba sola, que así como hay mujeres que no desean hijos, ni mascotas, que no aman a sus padres, que no les gusta trabajar o que son célibes también estamos las que no creemos en el amor de pareja como está concebido socialmente,  y todo eso está bien. Que cada uno sea feliz con la verdad que elija.


Comentarios

claudia liliana Mesa ha dicho que…
Un escrito exquisito, gracias por describir a la perfección lo que sentí hace 20 años al lado de un maltratador, asfixiándome y queriendo morir, por culpa de la obligatoriedad de estar en pareja, a como diera lugar...

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