LA NOCHE DORADA.


Cuando me embarqué en el Valor, el barco que elegí para celebrar mis primeros cincuenta años de edad, tenía algunos deseos  para hacer de esa celebración algo inolvidable, esos objetivos implicaban hacer cosas que siempre quise y que no me atreví a hacer en el pasado por algún tipo de temor. Uno de esos deseos era el de tener una jornada propia de abrazos gratis con gente que no había visto antes y que seguramente no veré jamás. El otro deseo, que veía poco viable era el de celebrar con música de los ochentas, por lo que llevé el atuendo para esa celebración.

La tercera noche, como respuesta del universo a mis peticiones, anunciaron una fiesta de los ochentas en la discoteca más grande del barco, más tarde vería con mis propios ojos, que en la discoteca, enmarcando la cabina del DJ, estaba dispuesto un enorme letrero que decía “Free Hugs” (abrazos gratis) como si alguien hubiera planeado las actividades del barco girando en torno a mis deseos.

Me dirigí a la cabina, emocionada no sólo por la manera como el universo me estaba apoyando en mis deseos, sino porque obviamente se había unido a la celebración, y abrí mis brazos de par en par, para que el Dj los llenara con su cuerpo, no dudó un sólo segundo en correr a mis brazos y darme un enorme, apretado, terapéutico y exquisito abrazo, mientras mis acompañantes hacían fila para abrazarlo también, nadie más se nos unió aquella noche, pero la semilla ya estaba plantada, semilla que además germinó en una bella amistad con Aurelious el DJ y quien pareció estar guiado por la mano personal del universo para orquestar mis mejores experiencias. Justamente por estar tan consentida por el universo fue que en adelante no me extrañó cuando los juegos y hasta los shows nocturnos estaban todos inspirados en la época de los ochentas, la época en que fui adolescente y en la que fui tan feliz, aún cuando mi felicidad personal no coincidía con la felicidad social.

Con Aurelious el DJ.


Mi pedido personal fue una fiesta dorada, por aquello de que entro en la edad dorada, quería que los invitados fueran vestidos de dorado, y mi familia en eso fue absolutamente participativa. Mi prima Zoe, con quien me ha unido mucho más que un lazo de primas, uno de hermanas, y quien pese a que no le gusta vestirse muy llamativo me sorprendió con un atuendo no sólo en dorado, sino muy al estilo de los ochentas, su esposo Wilson, quien era el único hombre de mi grupo acompañante derrochó creatividad a la hora de vestirse, lo cual fue muy significativo para mi y me llevó al borde de esas lágrimas cuya composición química le hacen saber a uno que la alegría también se le sale  a uno por los ojos.

Aurelious el Dj no escatimó esfuerzos en hacer de esa noche mi mejor noche, me envío al comedor mientras cenaba, una preciosa rosa amarilla con rocío dorado que me acompañó una semana después de haber llegado a mis manos, se vistió de gala para mí también y se encargó de seleccionar la música de mi gusto.

La rosa que me regaló Aurelious


El universo conspirador a mi favor, se nos unió también esta vez, pues por esa magia de la que sólo él (el universo) es capaz de hacer posible, la discoteca se llenó como ninguna noche anterior, para entonces Aurelious no tenía uno, sino tres letreros de abrazos gratis y yo tomé uno en mis manos y empecé a visitar cada una de las personas que habían en la discoteca. Sólo bastaba pararme frente a ellos con el letrero y sonreír y ellos parecían derretidos por una suerte de ternura que los lanzaba sin titubear a mis brazos, mientras yo me posesionaba de cada abrazo y sentía a cada persona en ese abrazo que no era más que otra forma que tiene el universo de expresarme su infinito amor, y de verificarme que sin importar las creencias de las que nos armamos para dividirnos y alejarnos unos de otros, todos somos uno, que estamos más a salvo cuando somos capaces de pasar por encima de esas creencias y unirnos en amor que cuando nos aislamos de los demás con el pretexto de protegernos, pues en realidad no hay nada ni nadie de quien protegerse excepto de nosotros mismos y de nuestros conceptos separatistas, esos con los que pactamos para hacernos la vida mas difícil.

Aunque mi crucero fue una experiencia maravillosa, puedo decir que ese fue el momento más feliz que tuve a bordo del VALOR, un nombre cósmicamente elegido por obvias razones. Sólo un hombre me negó su abrazo, y quiero pensar que sus razones fueron laborales, era el hombre de seguridad que se notaba visiblemente comprometido con su trabajo, no quería que sus manos estuvieran atadas un sólo minuto durante la noche en caso de que tuviera que defendernos, así que le lancé una mirada comprensiva y mantuve la sonrisa en mis labios, porque esa era otra forma de abrazarlo.

Jornada de abrazos



Comentarios

H. Darío Gómez A. ha dicho que…
Sólo el que abraza y es abrazado conoce la bondad terapéutica de un abrazo, Luz Dary. Por mi parte, me considero un abrazador profesional. Acaso sea mi espíritu sanguíneo y primario de troglodita que me incita a abrazar a los amigos con franqueza y fortaleza de oso(peso 110 kilos y mido 1.90 cms). Te felicito por tu jornada de abrazos. Quizás muchos de tus abrazados lo necesitaban con urgencia. Un fuerte abrazo rompehuesos.

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