SE DICE DE MI (I)

 Ella puede ser bien la ternura de un bebé, o la dureza del acero, la estridencia de una turbina aérea o la paz de un mantra, la ligereza de una liebre o la paciencia de una oruga, la belleza de un cuerpo femenino, o la firmeza de unos bíceps masculinos, la indefensión de un feto o la habilidad de un depredador, la inexperiencia de la primera vez adolescente o la lujuria de Mesalina, la calidez de un trópico o el agotamiento del frío Noruego, el interés del aprendiz o la apatía del desinteresado, un arrullo materno o el rugido de una fiera, la volatilidad de un electrón o la pasividad de las palmeras, la melodía de una carcajada o la reverencia del silencio mas absoluto, la picardía de un escolar o la severidad de un inquisidor, de la noche la sombra, o del día la luz.

Todo esto y mucho más. Teniendo en cuenta la riqueza de su alma no es extraño que no existan patrones para definirla ya que los ha roto todos. Como encasillar a un ser que no se cansa de infringir reglas, de traspasar barreras, de sorprender con la transparencia de sus actos, de azorar con su irreverencia, de amar de tantas maneras y sin embargo conservar un solo nombre libre de ataduras.
Ella para mi, en mi y fuera de mi es libertad
Carlos Mayorga.



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