MINICUENTOS

 EL SILENCIO

En la casa de la abuela reinaba el silencio.
Un silencio respetuoso porque nadie le contestaba mal a ella ni al tío.
Un silencio piadoso para agradar a Dios.
Un silencio de etiqueta, porque el ruido es de mal gusto.
Y estaba ese otro silencio, ese que la prima nunca pudo romper, pero que su cuerpo un día gritó adoptando un cáncer: los pasos imperceptibles de su tío abriéndose paso en sus entrañas sembraron pesadillas donde pudieron crecer sueños.


LOS DOMINGOS

Los domingos mis amigas salían al parque con el vestido nuevo de terlenka y los zapatos de charol, mientras yo en secreto visitaba a mi apá en la cárcel de la "Ladera" en el barrio Enciso.
Allí conocí hombres muy peligrosos, que después de una conversación parecían inofensivos, quizá él juez exageraba, pensé. Jugaba con los maromeros de madera que ellos construían y que me mantenían igual de entretenida que las redes sociales de ahora.
Una vez fui artista de una obra de teatro que los presos presentaron.
Otras veces recitaba poemas para un círculo de presos intelectuales.
Los niños gozamos de una simplicidad asombrosa para ser felices, son los adultos los que complican nuestra felicidad.
Nunca tuve envidia de los domingos de mis amigas, siempre pensé que ellas sentirían envidia de la tremenda aventura que yo vivía los domingos, y estaba convencida que solo por eso, se me había instruido para que mis visitas a la cárcel fueran un secreto.

SOLTERA
Aunque llevamos más años separados de los que estuvimos casados, no puedo evitar compartir la mitad de mi taza de café irlandés con él. Puedo sentir sus temores palpitando dentro de él y asumiendo esa fortaleza-tranquilidad que la sociedad le ha impuesto a los hombres. Observo su figura inmersa  en una melodía de Chopin y veo los dedos de sus manos tecleando sobre sus piernas como si fueran un piano. Me doy cuenta que lo sigo queriendo, con ese amor en que se transforma el enamoramiento, ese amor familiar y maternal. No podría estar en pareja con alguien que me inspira este tipo de amor, por eso elijo la soltería.



Comentarios

Entradas populares de este blog

HADA DE LAS ALAS ROTAS.

LA SEXIGENARIA

LA RESURRECCIÓN DE COQUITO