MI FLAMANTE CITA DE SAN VALENTÍN

 El día de san valentín hice una cita con un hombre muy importante para mí, reconozco que la cita me quitó el sueño la noche anterior y hasta me vestí con mi color favorito, para sentirme más segura de mí misma .

Sería una cita como las que habíamos tenido antes: seguramente almorzaríamos juntos, después de la acostumbrada faena y una buena conversación. Finalmente cada uno regresaría a su vida cotidiana como si nada hubiera pasado.

Ahí estaba yo en el cómodo sillón de siempre que en algún momento siempre termina convertido en una cama, el tipo sobre mí, el lápiz labial ya había desaparecido por completo, todo estaba marchando de acuerdo a la normalidad hasta que empecé a incomodarme, la silla ya no me resultaba tan cómoda, su cercanía tan extrema me parecía que invadía mi espacio personal, me faltaba el aire, no podía deglutir mi propia saliva, algo andaba mal y  definitivamente no lo estaba disfrutando. Me abrí paso entre sus brazos y me incorporé visiblemente incómoda, me sentía ahogada y mi corazón no palpitaba de placer sino que parecía estarme pasando factura por algún descuido con mi dieta. Él, caballeroso y muy paciente ( característica inusual en un hombre) se comportó como un príncipe, me dijo que nos tomáramos el tiempo necesario, que a él el tiempo no le preocupaba, que recordara que con la edad las cosas cambian y los ritmos también, que era normal dado el tiempo que había pasado desde la última vez, que respirara despacio y lentamente, que todo estaría bien.

Retomé mi centro y regresé a la posición inicial, pero las cosas empezaron a tomar un rumbo desconocido, empece a sentir un dolor bastante molesto, no recordaba haber sentido dolor antes, quizás debería tener éstas citas con más regularidad, recordé a mi amigo Carlos que dice que lo que no se ejercita se atrofia. También pensé que entre la cervicalgia que padezco, la imposibilidad de compartir mi espacio personal, el estar viviendo sola por tantos años  y la edad que ya está avanzando ya no estaba para éstas cosas.

En algún momento me sentí victimizada, no por él, sino por mí misma, por no saber manejar una situación así, me sentí como una completa "amateur" que desconocía esas nuevas sensaciones, y evoqué a " 60 sombras de gray" pero nada me hacía sentir mejor, la frustración me alcanzó y el mundo se abrió de repente a mis pies, me pregunté si en adelante todo sería así de terrible. Entonces algunas lágrimas empezaron a brotar de mis ojos de manera involuntaria, como si hubieran tomado el control sobre mí, un llanto incontenible se anunció y antes de que eso pasara, de nuevo me incorporé a tomar aire y a tratar de explicarle al bendito dentista que yo tengo sensibilidad a la anestesia y que toda ese show que estaba dando era por eso, no porque estuviera vieja, pero tenía tanta anestesia que la lengua ya no me respondía y no pude hablar.
Espero que ustedes hayan tenido un mejor San Valentín que yo.




Comentarios

Entradas populares de este blog

HADA DE LAS ALAS ROTAS.

LA SEXIGENARIA

LA RESURRECCIÓN DE COQUITO