APRENDIZAJES DE DOBLE VÍA

 1- En la primera etapa de mi vida aprendí a mentir muy bien, al menos eso piensa todo mentiroso. Era mi mejor escudo protector contra el bullying que padecí durante mucho tiempo. Inventar realidades paralelas más bonitas que la que vivía, me permitía a veces ganarme el respeto de los bullers, aunque duraba poco porque en cuanto se enteraban que había mentido, la situación empeoraba. 

Salir de ese círculo y aceptar mi realidad me costó mucho tiempo, esfuerzo y sobre todo conocimiento de la naturaleza humana. Pero poder mostrarme  al mundo como soy y no esperar ser aprobada y amada por todos ha sido una victoria que me costó sudor y lágrimas, y ha sido posiblemente la batalla más importante que he librado. En el proceso perdi muchos "amigos" o que dijeron serlo, porque no pudieron ver la luz que había  al dorso de ese lado oscuro que ostentaba cada que mentía, no solo me juzgaron, sino que me condenaron negándome toda oportunidad de cambio. Ni siquiera me regalaron el beneficio de la duda. Eran mis amigos, pero terminaron comportándose peor que quienes se burlaban de mí.


Quedaron los que sabiendo de mi limitación física y emocional conocían la canción de mi alma y la han cantado todo éste tiempo para mí.

No voy a decir que ahora no miento, porque todos lo hacemos, pero no lo hago patologicamente como antes, comprendí que no lo necesito, que combatir el bullying es más simple de lo que parece solo se necesita mucha inteligencia y yo, sin menguar modestia, sé que la tengo. Pero como a mi me gusta capitalizar también mis errores, ahora pienso que ser mentirosa me conectó con esa prodigiosa imaginación que tengo  y me conectó con la pasión más grande de mi vida, escribir. 

Gracias a los que no volvieron a creer en mí, muchos de ellos siguen lidiando con mentirosos en nuevos escenarios, evadir el personaje es solo una manera de postergar la lección que se negaron a aprender conmigo, porque en toda interacción los aprendizajes son bilaterales.  



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