HETERONORMATIVIDAD

 Fui educada en la heteronormatividad como la gran mayoría, se asume que nos deben gustar las personas del sexo opuesto, que el matrimonio debe ser una de nuestras prioridades lo mismo que la maternidad. Nadie nos pregunta qué planes tenemos con nuestro cuerpo a menos que hayamos emitido señales de simpatizar con el celibato y enlistarnos en alguna religión. Por todo ésto y mucho más la sexualidad ha sido y sigue siendo muy compleja para mí.


Lidiar con las demandas hormonales y el complejo por tener un cuerpo diferente al que por demás, se le atribuye el éxito en las lides amatorias, lo hacía peor.
De las primeras cosas que comprendí fue que la sexualidad está sobre valorada, que está más al servicio del goce del hombre y que el goce de la mujer parece estar reducido solamente a ser aceptada por un hombre y a darle placer a él. Se responsabiliza a la mujer del placer del tipo, si él elije a otra es porque no supimos ser buenas en la cama.

Me pintaron el orgasmo como un viaje interplanetario de 15 segundos que tenía que aprovechar al máximo porque operaba como una droga, un subidón y luego un bajón. Pero yo la verdad muchas veces no pude siquiera conseguir los 10.000 pies de altura con menos suerte visitar otro planeta.

Cuando me aventuré con mujeres, cansada de los tipos urgidos por su polvo y poco interesados en el mío, me encontré atrayendo puras lesbianas " butch" y yo pensaba que esas mujeres tenían apariencia de mujeres Alfa, pero en el interior eran mujeres Betas, mientras yo tenía apariencia de mujer Beta y en mi interior era una mujer Alfa, la única alternativa para mi sería convertirme en una lesbiana " butch" si es que quería conseguir una pareja Beta. Y así fue como seguí siendo de apariencia " beta" atrayendo tipos también beta. Nadie nunca me habló del multiorgasmo, privilegio femenino,  luego comprendería que ese tema se toca poco porque resulta muy amenazador para los hombres que una mujer goce más que ellos.

La vida sentimental y sexual para alguien tan trascendental y pensante es muy difícil, con el tiempo acepté que en mi plan de vida no estaba la relación de pareja hasta que la muerte nos separe, porque yo he vivido inmersa en un constante cuestionamiento de las reglas del juego amoroso como está planteado socialmente, y yo con eso no puedo pelear, no me corresponde además. Acepté que de ésta materia ya había tenido suficiente y que el consumo de tiempo y energía que le toma a uno las relaciones de pareja  lo necesitaba para sobrevivir materialmente y para alcanzar otras metas.

Decidí darme las libertades que mi cuerpo pedía y responder a las demandas hormonales sin culpa alguna, como si en una parte de mí supiera que eso no dura para siempre, entonces me bebí todo el elixir de la eterna sexualidad en los años mozos como quien consume todo el vino de la cava antes de que el mundo se acabe.

Tengo que reconocer que cuando mis hormonas empezaron a menguar sentí un enorme alivio, como si me hubiera liberado de un pesado fardo sobre mi espalda, y con ello llegó el cuestionamiento de mi entorno por no tener pareja  sexual, mas que sentimental, entonces siento como que tuviera que justificar mi soltería o mi indiferencia sexual, pero yo de eso ya tuve bastante, demasiado diría yo. Jugué en esas lides con jugadores de todas las categorías y en todos los terrenos que su imaginación alcance, por lo que en éste momento disfruto de la paz de mis sentidos, de esos mismos sentidos que estaban embriagados por cuenta de mis hormonas, soy infinitamente feliz con la vida que tengo y así como nunca soporté masticar más de siete trozos de la carne que tiene el mismo sabor, no he podido servirme del mismo cuerpo por mucho tiempo. Estoy en retiro voluntario hasta que él sexo me vuelva a excitar tanto como ahora me excita el dinero.

Pero si se requiere una etiqueta para mi nuevo estatus sexual, digamos que soy Grisexual. 


*(grisexualidad y grisromanticismo) nos referimos a ese espectro donde se puede sentir atracción, pero con baja intensidad respecto a la norma y lo esperado socialmente, ante ciertas características, en situaciones muy precisas o que duran poco



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