44 CENTAVOS DE ORACIÓN.
Ayer envié una tarjeta a Riley, una niña de nueve años que padece de un extraño tipo de cáncer desde hace tres años y que al entrar al hospital de nuevo durante esta semana, decretó un deseo: encontrar muchas tarjetas de recuperación en su casa a su regreso. Una declaración de fé, a la que no me pude sustraer. No conozco a Riley, ella vive en North Carolina y supe de su situación por una amiga en común. Mientras elegía la tarjeta para Riley, fue inevitable pensar en ella, imaginarla, desear lo mejor para ella, visualizar (aún sin conocerla ) su sonrisa cuando leyera mi tarjeta y su infinita felicidad al llegar a su casa y encontrar bolsas enteras de tarjetas deseándole lo mejor, entonces pensé que ésta es una forma de oración, durante los 15 minutos que me tomó la elección de la tarjeta, escribirla y empacarla, seguramente Riley y yo estuvimos conectadas en alguna realidad paralela a ésta que reconozco como mi única realidad. Durante las siguientes 12 horas no he podido dejar de pe...