EN DEFENSA DE LAS NARCO NOVELAS.
Siempre me han atraído
las películas de narcos, no por lo que la gente piensa, que es una manera de
alimentar la fiera que llevamos dentro, sino porque como son vidas tan cortas, es
muy fácil ver el mapa del destino de cada persona y como se despliega de
acuerdo a sus propias decisiones, no por culpa de alguien más. Lo cual
clarifica para mí el porqué de la indignación de la mayoría de los colombianos
por la proliferación de narco novelas, y es que la mayoría está más interesados
en conocer el aspecto rosa de nuestra historia. El otro, el que implica auto
examinarnos, y reconocer que nuestro gobierno es sólo el reflejo de nuestro
sistema de creencias, esa es mejor conservarla en las sombras. Si algo he
aprendido viendo narco novelas y narco películas de la mafia de nuestro país,
es que la noticia colombiana es mejor consumirla como al buen vino, vieja y lo
suficientemente añeja para verla en su cruda realidad, no como la noticia
fresca y maquillada por la que la masa se siente atraída.
Yo aprendí a
enfrentar las sombras de mi propia historia, conociendo el pasado de mi padre,
sin filtros, sin mentiras piadosas, acepté antes que mi propia madre lo hiciera,
quien era él, porque partiendo de esa aceptación sabría quien era yo, y el
porqué a pesar de que teníamos la misma sangre corriendo por nuestras venas, jugábamos
en bandos contrarios. Aprendí a leer su historia sin intervenirla y a escribir
la mía, sin dejarla intervenir por el supuesto "mal ejemplo" de él.
Estoy convencida
que eso le falta a los colombianos conocer su propia historia como pueblo,
contada por diferentes personas, porque en cada versión de nuestra historia
cada escritor quiere ser el protagonista, y por supuesto no hay protagonistas
malos.
La vida de Pablo
Escobar tiene muchas versiones, se han escrito muchas biografías sobre su vida
y como impactó en nuestro país, nos guste o no, él forma parte vital de nuestra
historia, desenterró nuestro potencial para la corrupción y lo puso a la vista
del mundo, quizá eso sea lo que no queremos que se sepa. Dejó en evidencia que
somos un pueblo paternalista, donde el sueño más grande de muchos no es tener
empleo, sino que los ricos lo protejan y lo mantengan, eso no sólo queda claro
en como pudimos tener un congresista como Escobar, sino en la cantidad de
dineros que mandan los que han emigrado a otros países a sus familiares en
Colombia, en muchos casos a familias que no necesitan tanto ayuda, como
simplemente decidirse a trabajar.
La jugada maestra de Escobar fue convertirse en el protector y benefactor de la zona deprimida de Medellín, porque sabía que el problema de la pobreza es más de mentalidad que de falta de recursos, y nadie mejor para ser manipulado que quien pone su situación financiera en manos de los más pudientes. Indudablemente el poder más grande que tenía Escobar no era su dinero, sino su talento para trazar estrategias sin que la gente se percatara de ello.
La jugada maestra de Escobar fue convertirse en el protector y benefactor de la zona deprimida de Medellín, porque sabía que el problema de la pobreza es más de mentalidad que de falta de recursos, y nadie mejor para ser manipulado que quien pone su situación financiera en manos de los más pudientes. Indudablemente el poder más grande que tenía Escobar no era su dinero, sino su talento para trazar estrategias sin que la gente se percatara de ello.
Pablo Escobar se
aseguró su ejército personal , cuando le dio vivienda a los pobres de Medellín,
hasta los niños de 12 años portaban armas en aquel entonces y estaban dispuestos
a matar a un policía bien fuera por la recompensa que él daba o simplemente por
lealtad al hombre que les había regalado vivienda. Las deudas de gratitud se
pagan toda la vida en cómodas cuotas diarias de ¨lealtad" y eso él,
Escobar lo sabía.
La versión que más
me ha gustado hasta ahora de la vida de Escobar ha sido la que hizo Netflix
"NARCOS" contada por un agente de la DEA, una visión más objetiva y
desapasionada que las que conocemos hasta ahora, pero sobre todo neutral, pues
no sólo deja al desnudo nuestros demonios, sino los de los americanos
también. Muchas cosas me impresionan de
esta serie:
- Que la motivación más grande de los Estados
Unidos para perseguir los narcos colombianos haya sido el escape millonario de dólares
para Colombia, dejando en segundo plano la problemática social que vivían (y
siguen viviendo) por causa del consumo de cocaína, de hecho se trabaja poco por
reducir el consumo.
-Que Colombia
llegara a ser un país demasiado pequeño para la fortuna que amasaba Escobar.
-Que mientras en
Estados Unidos los narcos asesinan a los testigos que los quieren hundir,
Escobar en Colombia, tomara medidas más radicales y extremas como acabar con el
palacio de justicia para deshacerse de las pruebas que habían en su contra para
extraditarlo.
- Que la
Virginia Vallejo que revela esta serie, sea tan diferente de la que ella misma
muestra en su libro "Amando a Pablo Odiando a Escobar" y de la que muestran
las demás versiones de la biografía de Pablo.
A mí me
sorprende los golpes de pecho que se dan algunas personas
"pacifistas" y "espirituales" frente a las narco novelas, argumentando
que estas series sólo le dan mala fama a Colombia, o que perpetuán la violencia
con sólo verla, pero que estas mismas personas no tengan idea quien se tomó el
palacio de justicia, ni quien mató a Lara Bonilla y a Galán, ni que Escobar
cambió nuestra constitución a su favor, y mucho menos que puso al gobierno de
rodillas negociando su entrega exclusivamente a su favor. Me sorprende porque
hay una creencia generalizada en todo este movimiento "espiritual" y
es que estar lejos de nuestra historia, de conocer la violencia y el lado
oscuro de la humanidad los santifica, o los protege, cuando sólo es una medida
de escape más para no asumir la responsabilidad que todos tenemos en nuestra
historia. No es negando la oscuridad como mágicamente llega la luz, es adentrándonos
en ella y comprendiéndola como la reconocemos y hacemos parte de ella.
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