LA SUERTE DE LA BELLA LA FEA LA DESEA.


Decía Carrie Bradshaw la de Sex and the City, que a diferencia de un apartamento en Manhattan  que es para siempre, la belleza es fugaz, lo que ella ignora es que nada es para siempre, que tanto la belleza como el apto en Manhattan son perecederos a manos de su majestad la naturaleza y que los dos requieren de un patrocinador, ese sí para siempre, porque requieren ser permanentemente restaurados.

Y es que Carrie en uno de los capítulos puso en el tapete el tema de las modelos y su exagerado éxito con los hombres, sobre todo con los adinerados, para lo cual documenta su artículo entrevistando al a ambas partes. Para concluir de parte de ellas, que ellos están dispuestos a pagar lo que sea con tal de tener un buen gancho donde alojar su pene, porque tienen la fantasiosa idea de que esa calidad de orgasmos difieren en mucho de los que les puedan brindar las demás mujeres. De parte de ellos, se concluye que, las mujeres estamos de alguna forma reducidas a un aparato exprimidor de orgasmos, como el que tenemos en las cocinas, cada cual es libre de pagar más o menos dinero por el exprimidor de naranjas, pero el más costoso siempre será el más lujoso, aunque cumpla con la misma función, aún no se ha establecido si el sabor del jugo de naranja del exprimidor lujoso tiene mejor sabor que el de los demás, pero no nos hace falta mucha imaginación para deducirlo ¿verdad?.

Yo que he sido adoradora de los hombres guapos puedo hablar del tema con la crudeza y la sinceridad que ellos menguan cuando de nosotras se trata. He sido consumidora de hombres guapos para suplir la carencia de no haber sido mirada por hombres millonarios, ricos sí, pero millonarios no, que no es lo mismo. Como decía una amiga mía, toda carencia siempre buscará ser llenada de alguna manera. De esto me hice consciente hace poco, por lo que no fue una conducta deliberada. Después de haber consumido hombres guapos, los que haya querido, puedo concluir que sólo son un paliativo para el ego, al margen de eso, no puedo asegurar, que su desempeño sexual sea mejor que el de los menos agraciados.

Me atrevo a afirmar que el desempeño sexual de los hombres es inversamente proporcional a su belleza física, lo cual me da ciertos elementos de juicio para pensar que no debe suceder muy distinto con las mujeres. Y es que la ecuación es simple, si el aspecto visual está resuelto, ¿Para que esforzarse? La regla simple que inmortalizó a Coco Chanel aplica muy bien aquí "menos es más". Con lo cual deduzco que dos bellos se sentirán sexualmente felices sólo mirándose, y seguramente que llegarán al orgasmo de esa forma. Pero a las que la naturaleza nos menguó belleza, nos toca incluir en el paquete de cultura general, el salto del tigre, la pose del machete y las 33 exploraciones de una fellatio perfecta, si es que queremos que el sujeto repita, y con suerte un día quiera quedarse repitiendo unos cuantos años bajo el contrato matrimonial.

Tener una hija bella me ha permitido tener una mejor panorámica de la conducta masculina frente a las mujeres bellas. Mi hija se ha tropezado con varias versiones de Pretendientes que le han ofrecido, cuando no es que le han dado lo que ella ha querido. A cambio muchas veces, ellos sólo han gozado de su compañía, a lo mejor sintiéndose engañados, aunque en el fondo deben saber que es el precio que pagan por su torpeza. He visto a hombres incluso no adinerados, presumir que lo son en su presencia, y endeudarse por sostener la apariencia de ricos, con lo cual queda comprobado que en el fondo de todo hombre palpita el ímpetu de un millonario comprador compulsivo de belleza femenina, son los mismos que me han contactado con esa parte de la naturaleza masculina que ellos creen que permanece en las sombras.

A mí en cambio esas cosas nunca me pasaron, y confieso que no pierdo la esperanza de que algún día me pasen, aunque sea para chulear ese aspecto en mi lista de pendientes. Pero si recuerdo a unos cuantos hombres adineraos que se fijaron en mí y que menguaron su dinero conmigo, porque seguramente pensaron que mi cuerpo no valía la pena inversión alguna y que podían acceder a él, derrochando una fingida y racional inteligencia, ignorando que la mía era mayor que la de ellos porque no sólo me estaba percatando de la dinámica que se estaba desarrollando entre nosotros, sino porque ignoraban que una mujer fea o bonita no se acuesta con un hombre adinerado y sin verdadera inteligencia, sin haber visto el brillo de un diamante aunque sea en el dedo del pie.

Recuerdo a uno en especial que me hizo la corte cerca de dos años, sin invertir ni siquiera en una cena, quería literalmente comerme a cuento, a mí, que soy experta en cuentos, un día me dijo que podíamos irnos a tener una aventura al lugar que yo eligiera del mundo, en aquel entonces yo estaba casada con mi último esposo y vivía en Miami. Sólo para probar mi tesis de que las mujeres que no somos bellas no estamos bien posesionadas en la bolsa masculina, le pedí una vez un tiquete de ida y regreso a Colombia (miserables 500 dólares en aquella época, que eran los mismos que el gastaba en una cena con la chica de turno) me preguntó, si él estaba incluido, a lo cual le dije que lo tomara como una inversión de conquista, a lo cual me ofreció cien dólares para ayudarme con el tiquete, ese día supe que si bien me hacía falta más belleza o más cirugías estéticas para hacerme acreedora a un tiquete Miami-Colombia sin costo sexual inmediato alguno, ya que ni una promesa de compra venta accedí a firmar, a él le hacía falta más inteligencia emocional para acceder a mis mieles, porque en el mercado de mi cuerpo acababan de caer irremediablemente sus acciones.

El mundo podrá estar alfombrado de citas memorables acerca de la belleza interior y el poder que este tiene en las lides del amor, pero la realidad muestra otra cosa y es que la belleza interior puede que esté bien emparentada con el amor, pero no con el amor de los millonarios, quizá porque ellos siempre tienen quien se encargue de su “decoración de interiores” mientras que a los demás nos  toca hacernos cargo de nuestra  propia decoración interior.





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