Mis dos Familias

Desde el año 2010 cuando mis padres murieron con sólo dos meses de diferencia, no sentía la muerte tan cerca.
Ahora otra vez siento la inclemencia de esa muerte que nos deja desconsolados y desesperanzados, porque la muerte de un ser querido nos recuerda que sin importar qué tan bien hagamos las cosas o que camino escojamos estamos caminando inexorablemente hacia nuestra propia muerte produciéndole dolor a quienes nos quisieron, pero también nos recuerda que sin importar la intensidad del afecto de quienes nos rodean, la vida continua para ellos y volverán a reír y a ser felices sin nosotros, y eso al ego le disgusta mucho.


El 24 de enero se fue Jonathan ( primo materno) un joven lleno de vida a quién la muerte le arrebató  en poco tiempo su juventud, sus sueños y ese futuro que la corta edad promete, dejándonos llenos de interrogantes e incomprensiones, el rompecabezas de su destino jamás lo armaremos con éste nivel de consciencia cinco sensorial que tenemos lleno de limitaciones y que no cree en nada que no podamos ver.


El primero de febrero se fue Oscar. Un primo paterno no en primer grado, pero a quien yo sentía cercano por nuestra afinidad ideológica, a él la muerte lo sorprendió en los brazos de sus padres, en un acto que sólo puede caber en la imaginación de un libretista de películas violentas. Su madre quién lo recibió en ésta vida con sus brazos llenos de amor y la ilusión de dejarlo envejeciendo en éste mundo, lo vio morir, como si hubiera sido una macabra cita con ese desconocido destino que nos juega coincidencias absurdas.


Aunque en teoría sé como es la dinámica de la vida y de la muerte y sé que la vida es un ciclo que termina definitivamente en algún momento me es inevitable pensar ¿qué sentido tiene nacer para tener que morir? y sobre todo enfrentar tantas dificultades en el camino para que la graduación final sea la muerte, la desaparición total de la faz de la tierra, la despedida definitiva de todos aquellos con los que construimos vínculos afectivos fuertes y de los que no volveremos a saber nunca más. 


Confieso que me siento en franca Rebeldía por el ciclo tan corto de vida que vivió Jonathan, por habérsele arrebatado la oportunidad de construir un futuro y dejarle un legado a su familia representado aunque fuera en una nueva generación que revelara su marca y su paso por éste mundo. 


Y aunque me tranquiliza saber que Oscar dejó un legado no sólo genético, sino también una semilla social creciendo en Yali, el pueblo que me vio nacer, me duelen sus planes inconclusos y los años que no podrá estar aquí para ver crecer a sus hijos y sus nietos.
Asistí a su funeral en vivo por Facebook, fue una despedida hermosa, digna de lo que fue él para nuestro pueblo Yali, pues Oscar entregó su vida entera al servicio de la comunidad, de hecho dio su vida por su pueblo, su adorado Yali lo despidió con honores, como se despide a los grandes de espíritu y a los héroes. Pensé mientras lloraba su partida que a Oscar no lo asesinaron, lo inmortalizaron en el corazón de los habitantes de un pueblo que hoy lo llora, y que tomará su legado que perdurará por siempre.
La muerte es el gran misterio que para revelarlo tenemos que pagar con la vida, quizá porque Dios sabe lo malos que somos los humanos guardando secretos se aseguró de que ese misterio nos fuera revelado cuando ya no pudiéramos contárselo a nadie más. Algunos se consuelan con la existencia de un cielo o un infierno a dónde vamos, dependiendo de nuestros merecimientos, otros se consuelan con la promesa de regresar en otro cuerpo, con la memoria borrada a empezar un nuevo ciclo donde nuevamente nos graduaremos con otra muerte; y eventualmente reconocer por fracción de segundos a compañeros de vidas pasadas, en un deja vu sin pruebas. La creencia que sea que nos facilite la asimilación de la pérdida es válida, y a ella debemos aferrarnos para seguir caminando a ciegas hacia nuestra propia mortalidad.

Comentarios

Mirta Osorio ha dicho que…
Gracias por compartir tan bello escrito. La muerte, no importa de que manera, siempre sera nuestro gran enigma. Nos queda el presente para disfrutarlo de la mejor manera, a veces haciendo uso de la resiliencia y apoyandonos en esas ensenianzas orientales donde todo es parte de la experiencia que nuestra alma necesita. Muchas cosas no son comprensibles y por eso sufrimos. Es necesario expresar esos sentimientos de dolor pues guardarlos nos hara mas danio. Abrazos de fortaleza, sanadores y positivos.
"La muerte esta tan segura de su victoria, que nos da toda una vida de ventaja."

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