EL SUICIDA

 

De todos los transeúntes que caminan al final de la tarde por la Ocean Drive, de las 24 horas que tiene el día, de los 60 segundos que tiene un minuto, que hizo que fuera yo quién  me sincronizara con la hora y el segundo exacto en que el cuerpo de un hombre cayera literalmente a mis pies dejando el contenido de su cráneo esparcido en el pavimento y desencadenando en mi un shock que me ha tomado meses salir de él. Todas las emociones se pararon frente a mí: miedo, impotencia, dolor, tristeza, angustia y rabia, sobre todo mucha rabia con él. Ahí estaba yo con mis piernas paralizadas reclamándole al muerto Porqué tenía que elegir el momento más  feliz de mi día que es cuando me dispongo a hacer ejercicio y arruinarlo de esa manera, como se atrevía a impactar mi vida de esa manera tan negativa? Cómo se le ocurrió hacerlo  a esa hora del día, porqué no esperó a la madrugada o a un momento en que su partida de éste mundo fuera menos notoria y menos dramática para su vecindario?  Así como él pudo amargarme no sólo mi tarde sino los meses venideros por elegirme para estar en primera fila de su tragedia, yo también tenía derecho a reclamarle y a estar molesta con él.

Después vino el reposo mental, el agradecimiento porque el muerto no hubiera caído sobre mí, pese a que estuvo a poco de hacerlo, y me hubiera llevado con él y entonces ahí sí, no habría opción de reclamo porque en ese estado de consciencia de muertos se supone que todo es amor y paz. También vino el respeto tardío por su proceso, la reverencia por el valor que reviste saltar desde el piso 19 de un edificio para desaparecer en fracción de segundos sin más dolor que el que proporciona despedirse del mundo. Y por supuesto vino la aceptación de que toda experiencia es necesaria, lo fue la de él y lo fue la mía. El paró su reloj biológico y ahora estaba parado frente al misterio más grande que tenemos y que a él se le estaba revelando en ese justo momento en que yo hervía de rabia con él. Él  seguramente me observaba muerto, pero de la risa como lo que yo era en ese momento, un ego sangrante demandando no sentir dolor, un ego desalojado temporalmente de su espíritu buscando desesperadamente como deshacerse de sus emociones negativas para responder a la expectativa social de que hay que ser positivos. Y qué mejor que entregarle esas emociones en un rito de culpa al muerto que ya no está aquí para defenderse.

De eso hace cuatro meses y en mis memorias corporales se ha registrado el sonido del impacto del cuerpo contra el pavimento como una amenaza mortal a mi vida, por lo que he desarrollado una extra sensibilidad a los ruidos fuertes que desatan en mi un estado de nerviosismo desproporcional, algo que no me ocurría antes. Le llaman estrés pos traumático.

Por eso cuando en estos días volví a ver la película el secreto, donde se profundiza sobre el poder de la atracción, mediante una mente observada y un pensamiento oxigenado y no permitiendo el paso de emociones negativas al terreno mental, concentrándonos sólo en lo positivo y en aquello que queremos atraer, me pregunté qué hacemos entonces con la tristeza, el dolor, los celos, la envidia, el miedo y todos sus parientes? Los ignoramos? Los enviamos a un sótano donde se quedan haciendo estragos en el cuerpo físico? Lo que entiendo es que el costo por atraer lo que el ego desea es ignorar nuestra oscuridad o sepultarla. Las emociones negativas son conductoras que nos permiten adentrarnos en la luz interior y mediante la comprensión de nuestra zona oscura podemos irnos iluminando en lo que yo llamo un proceso evolutivo lento pero certero. La  ley de atracción como la propone el secreto es una propuesta que se salta el trabajo sucio que tenemos que hacer con nosotros mismos para conseguir la comprensión, y para ello tenemos que vivir aquello que queremos superar, no podemos obtener el resultado de una multiplicación, sin haber sido consumidos por la frustración de resolver el problema, todos sufrimos aprendiendo matemáticas y el proceso se nos hizo duro cuando éramos pequeños, con el tiempo se convirtió en algo que dominábamos.  

Qué hacemos con las memorias emocionales que el cuerpo registra? Las desechamos por una especie de triturador de basura mediante afirmaciones positivas y cual padres de la inquisición le prohibimos a nuestras emociones “negativas” hacer aparición siquiera? las consumimos mágicamente en una falsa disposición a la positividad? Si será que el poder de atracción es así de mágico que nos permite deshacernos de todo lo malo que nos pasa por la mente y el cuerpo solo con estar dispuestos a posar de “positivos”?

En mi proceso de recuperación de este evento he aprendido cosas que no me hubiera sido posible aprender sino hubiera ocurrido esto, algunos músculos emocionales han sido fortalecidos, y muchos se preguntarán si se justifica una experiencia tan intensa para obtener un aprendizaje, y desde mi experiencia puedo decir que sí. Esa misma pregunta se la formulan quienes no desean hacer ejercicio y cambiar hábitos alimenticios para bajar de peso. Vale la pena “sacrificar” el placer de un paladar goloso y la quietud interpretada como “descanso” para solamente bajar de peso? Y yo respondo que si, ambas exigen un trabajo enorme de voluntad y sobre todo de auto observación pero los resultados saltaran a la vista no sólo para los demás sino para uno mismo.

Esta experiencia ha sido solo una de una serie de eventos “dramáticos” que le han ocurrido a mi vida en lo que va del 2021, muchos han dicho que tengo mala suerte, yo digo que es la marca de mi alma, yo llegué al mundo en unas circunstancias dramáticas de por sí, he tenido que enfrentar retos desde aprender a caminar lo mejor que he podido, mala suerte para el que no lo vive, buena suerte para mí que lo vivo. Tuve que colaborar con mi cuerpo de manera instintiva, sondeando los laberintos de mis huesos y mis músculos que buscaban como adaptarse a la marcha cotidiana, para transportarme estos 58 años y créanme lo han hecho mejor que otros marchantes típicos. Yo nací marcada por el drama y no me voy a sentir culpable por ello, de la misma manera que el drama como tal no se disculpa con la humanidad por ser método pedagógico para nuestro aprendizaje. Mi luz más que la de mi nombre es un relámpago que cuando me quiere mostrar algo enciende luces artificiales y enmarca el aprendizaje en una puesta en escena desproporcionada, eso fue lo que elegí en el plano del alma, ya lo acepté. Y usted ya aceptó a qué vino y el método que eligió?


LA PURGA.
Él saca el último as bajo la manga
Renuncia al dolor sacrificando su futuro
Escribe el final de su historia en el pavimento
Se fue con la ciudad tatuada en sus ojos
Su disco duro explotó
Los archivos y programas reposan en el piso
Una creencia se pone en pie
Y se planta frente a mí
Un pájaro aletea en mi pecho
Un nudo oprime mi garganta
Mis piernas congeladas me obligan a una presencia indeseada
Gritos atrapados claman por una salida urgente
Mi alma sabe que todo es perfecto
Pero las falsas  creencias pesan
La muerte sabe que me asusta
Y se exhibe con morbo ante mí
La odio
No obstante me gasto los días caminando a su encuentro.

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