TODOS MERECEMOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
No tengo talento para el rencor, las ofensas que he recibido quedan consignadas en mi memoria más no en mi registro emocional, puedo recordar ofensas sin sentir las emociones negativas que me generaron cuando el evento ocurrió, a veces incluso me puedo reír de la circunstancia porque la veo con un macabro humor negro. Quizás por esto se me facilita darle segundas y hasta terceras oportunidades a la gente, me parece que las conductas condenables que tengamos en determinado momento no pueden determinar quiénes en realidad somos. Y eso es lo que hacemos cuando por un incidente no solo juzgamos sino que condenamos y lapidamos a las personas. Las segundas oportunidades nos permiten conocer aspectos mejores de la persona en cuestión, pero sobre todo, nos permitimos a nosotros mismos disfrutar de esos aspectos del otro, es por eso que las segundas oportunidades son quizá más para uno mismo que para el otro. En mi experiencia, las segundas oportunidades que he brindado a las personas ...