TODOS MERECEMOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

 No tengo talento para el rencor, las ofensas que he recibido quedan consignadas en mi memoria más no en mi registro emocional, puedo recordar ofensas sin sentir las emociones negativas que me generaron cuando el evento ocurrió, a veces incluso me puedo reír de la circunstancia porque la veo con un macabro humor negro.

Quizás por esto se me facilita darle segundas y hasta terceras oportunidades a la gente, me parece que las conductas condenables que tengamos en determinado momento no pueden determinar quiénes en realidad somos. Y eso es lo que hacemos cuando por un incidente no solo juzgamos sino que condenamos y lapidamos a las personas.

Las segundas oportunidades nos permiten conocer aspectos mejores de la persona en cuestión, pero sobre todo, nos permitimos a nosotros mismos disfrutar de esos aspectos del otro, es por eso que las segundas oportunidades son quizá más para uno mismo que para el otro.

En mi experiencia, las segundas oportunidades que he brindado a las personas con quienes he tenido dificultades relacionales, me han abierto un universo completamente inesperado, y me han brindado un cúmulo de experiencias nuevas y positivas que me hubiera perdido de haber condenado esas personas al exilio de mi existencia.

Ésta de una de las mejores lecciones que he aprendido en mis 60 inviernos.


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

HADA DE LAS ALAS ROTAS.

LA SEXIGENARIA

LA RESURRECCIÓN DE COQUITO