PEOR ES NADA

Cuando me disponía a organizar mis ideas sobre ese derrumbamiento que ha sufrido  la figura masculina en mi vida, apareció la noticia de Gisele Pelicot, la Francesa que fue sedada durante 10 años para ser sexualmente abusada por más de 70 hombres, todo orquestado por quien fue su esposo durante 50 años, para vender los videos en una página llamada "sin su consentimiento".  Conservaba los 20.000 videos que lo incriminaban, en su computadora, y gracias a esos videos, la policía pudo informarle a su esposa lo que le había sucedido.


A menudo enfrento preguntas incómodas que me han hecho niñas menores de edad, y que no he conseguido responder "¿cómo hace uno para diferenciar a un buen hombre de un agresor sexual? ¿Cómo le hacen ustedes las mujeres mayores para confiar en un hombre? ¿porqué los adultos se casan con personas en quienes no consiguen confiar?"
Me di cuenta en ese momento que las relaciones de pareja son literalmente una ruleta rusa, nos enamoramos de la versión que el sujeto nos narra y nos muestra de sí mismo, y lo peor es que si en el camino de la convivencia recibimos alertas o banderas rojas, muchas prefieren ignorarlas  antes que enfrentar la realidad, porque para entonces reposan en una " zona de confort" que temen abandonar, porque les aterra el cambio.

Pero lo más desolador de la figura masculina es que una triste mayoría son tan básicos e instintivos que nos siguen viendo  como objetos destinados a darles placer y comodidad, al punto que los hombres con una mayor complejidad, son tan escasos que hay que vivir décadas para encontrar uno. En las conversaciones entre mujeres, ésta queja es muy generalizada, no obstante, la institución de la pareja parece responder a esa lista de cosas por hacer para tener validación social, por lo que cada mujer que no está satisfecha con su pareja representa su mejor papel de mujer feliz con su "pior es nada".

El método de conquista masculino es quizá el único que no ha evolucionado ni un poquito. Empieza con algún tipo de lisonja, y utilizo esta palabra porque su significado expresa claramente lo que ellos pretenden: "un piropo poco sincero con intereses propios" Después de su respectiva lisonja, como si se tratara de una medicina que empezará a hacer efecto rápidamente, viene el interrogatorio de carácter sexual, que va desde si nos gusta tocarnos cuando hablamos por teléfono, hasta cual es la práctica sexual más atrevida que hemos tenido.  Ya no existe el calentamiento que había hace muchos años, cuando ellos fingían un poco de interes por el contenido humano de su presa de caza.

Cuando me ha pasado, en la medida en que mis respuestas no llenan sus expectativas o no les abren el camino a su meta, no faltan las conclusiones como que soy frigida o que  no me gustan los hombres.  Si conocieran la palabra anorgasmia, posiblemente la usarían para invalidar el hecho de que uno no piense en sexo 24 horas por 7 días a la semana. Pero que van a conocer ellos el término anorgasmia, si viven con esa palabra en su cotidianidad y ni se enteran.

Entiendan señores: a nosotras nos gusta tocarnos, pero nos disgusta que un desconocido nos haga esa pregunta en los primeros 5 minutos de conversación. Y nos gustan los hombres estimulantes intelectual y emocionalmente, porque si esas dos características están dadas, eres un buen estimulador sexual. Nos gustan los hombres que no muestran su desesperación sexual, los hombres que genuinamente se interesan por nosotras y por nuestros intereses, porque si no puedes invertir tiempo en ello y solo somos presas de caza, entonces lo tuyo son los prostíbulos.
Y entiendan que, nos gusta el sexo casual, pero con clase, ese que surge de una conversación interesante que no versa explicitamente sobre sexo, pero que abre la brecha hacia nuestro cuerpo, que va generando una conexión donde pedir no se hace necesario porque todo empieza a fluir. Nosotras podemos tener un romance de una noche sin enamorarnos, pero no estamos dispuestas a renunciar a la magia porque no sabes como producirla.
El mayor problema que tienen los hombres que están a la cacería de sexo casual es que nos conquistan como si fuéramos hombres, y a mí eso me pone a dudar de su heterosexualidad, no porque sea malo no ser heterosexual, sino porque eso me dice que no eres un tipo pragmático y que te gusta perder el tiempo.

El día antes de cerrar ésta entrada a mi blog conocí a un hombre que ha trascendido el nivel básico de la mayoría, algo así como una versión 1.2 masculina, y aunque sigo sin sentir interés por tener pareja, fue como si Dios descargara ese ejemplar ante mis ojos para iluminar un poco el escenario masculino. Se hace imperativo una actualización del software masculino y acceder a versiones mejoradas, si es que se quiere perpetuar la monogamia que es la que protege actualmente la institución de la familia.

Sigo madurando la idea que siempre he tenido, que el apareamiento entre personas del sexo opuesto solo responde a una necesidad reproductiva, por lo que el matrimonio sólo sería un constructo social, que beneficia más al sistema que a los implicados. Cuando de placer y comodidad sexual se trata, personas del mismo sexo obtendrían mejores resultados. Pero supongo que ésta idea es muy vanguardista y no cabe todavía en la mentalidad actual, es cuestión de tiempo, porque sobre nuevas formas de relacionarnos, las nuevas generaciones tienen mucho que enseñarnos.



Comentarios

Entradas populares de este blog

HADA DE LAS ALAS ROTAS.

CÁNCER: EL DIABLO DE LA GENTE GRANDE

LA VERSION 1.2 DE LUZ DARY