ENFERMEDAD TERMINAL PLANETARIA. (CUENTOS DE FICCIÓN PARA EL ALMA)


Para aquellos que creen en las teorías de conspiración y en que la industria farmacéutica es el emporio más poderoso del mundo, les permito soñar con éste cuento de ficción, deseando que todos sus temores se hagan realidad sólo por el bien de la humanidad.

En uno de los estériles esfuerzos que hicieron los gobiernos del planeta tierra por regular la superpoblación, apareció el famoso virus Covid19 creado por algún gobierno, según las buenas o malas lenguas pues nunca se pudo probar el nombre del país que realmente creó en laboratorio este peligroso virus que puso de rodillas al planeta en el año 2020; y por el cual se declaró una pandemia que tuvo al planeta paralizado por algunos meses y que cambiaría para siempre el rumbo que había tomado la existencia. Fueron muchos los que aseguraron que el virus no era artificial, sino natural, otros aseguraron que si bien era natural, había sufrido modificaciones en laboratorio, saliéndose de control para los gobiernos con lo cual el juego de cartas llamado capitalismo empezó a colapsar siendo imposible volverlo a reparar. Con el covid19 Sucedió como en las familias adineradas que han conseguido dinero con negocios turbios pero que consiguen lavar para darle una aparente transparencia a su fortuna, hasta el día que alguien descubre un pequeño secreto y la montaña de mentiras se derrumba hasta quedar nada de ella. Eso mismo pasó en el 2020, los gobiernos quedaron desenmascarados,  todo lo turbio de los grandes gobiernos se volvió más oscuro, confiar en ellos se hizo difícil, y con ello se derrumbó el respeto y la credibilidad en una democracia que desde hacía bastante empezaba a tambalear. Otros tantos lo asumieron como una súplica del planeta por tener un descanso, ya que los cielos se volvieron más azules, las montañas limpias y transparentes empezaron a parir sus riachuelos de una pureza y de esa transparencia que hubiéramos querido tuviera el sistema, los animales salieron de su escondite y volvieron a disfrutar de su hábitat sin la amenaza en la que nos habíamos convertido los humanos, las ciudades sin polución se podían apreciar desde los lugares más distantes. No faltaron los que aseguraron que el planeta estaba cambiando de dimensión y que el virus era la manera como se nos había confinado para que la evolución de la conciencia humana se hiciera más llevadera, pese a que en las redes sociales todo lo que se veía era un incremento en el nivel de inconsciencia. Cada quien se adhería a la creencia que más le favorecía, era tal el convencimiento de que todo regresaría a la normalidad que no faltaron los que usaron la cuarentena para hacer proselitismo y campaña política al entonces presidente de los Estados Unidos que para entonces tambaleaba en la cuerda floja de la desconfianza por parte de una gran mayoría electoral.
No faltaron los que estaban convencidos que el virus era una mentira del sistema para acabarnos financieramente, eran los mismos que pedían millones de muertos como prueba de la peligrosidad del virus, no estaban satisfechos con los cientos de miles de muertos que el virus ya había arrojado en el mundo entero. Cuando las cifras se convirtieron en millones ellos ya querían cientos de millones y así sucesivamente porque el incrédulo necesita más creer en sus temores que en la realidad que los circunda. Desde su encierro la gente se comportaba como si el virus fueran unas vacaciones pagas por los gobiernos quienes bien o mal se ocuparon de sus pueblos de acuerdo a sus posibilidades. Todos confiaban en que regresarían a seguir viviendo en esas guerras de poder de pensamiento donde el tiempo y la energía para debatir sobre causas estériles parecía sobrarles, uno entendía porque había tanta falta de productividad en el mundo, estábamos inmersos en un ego colectivo donde el interés individual estaba centrado en tener la razón y en ser una figura significativa e importante en redes sociales, cada uno se sentía dueño del mundo declarando verdades absolutas e impostergables desde sus cuentas de Facebook e instagram y agrediendo a quien no pensara como ellos. Corrieron versiones también que el virus citaba la clave para que los extraterrestres hicieran una extracción y salvarnos de los despiadados gobiernos, pero la verdad era que si un extraterrestre hubiera querido aterrizar aquí para hacerlo, habría perdido el interés al ver la falta de sentido común que embargaba a los terrícolas por aquel entonces, no hubiera necesitado mucho tiempo para constatar que no necesitábamos ser salvados de nadie, porque de lo único que necesitábamos salvarnos era de nosotros mismos y de ese ego con el cual nos habíamos identificado.
Pero los más poderosos no se dieron por vencidos, por lo que aprovechando la catástrofe en que ya estaban inmersos, y gracias al covid19 crearon esta vez sí en laboratorio un virus simple, pero determinante, el único que podría realmente controlar la población sin tener que incurrir en asesinar a cientos de miles de personas con una enfermedad posiblemente creada con ese fin. En el 2021 crearon la vacuna contra el covid19 y pese a la resistencia de la población que le teme a las vacunas basados en que son una conspiración de la industria farmacéutica para hacerse más ricos a costa de la vida de las personas, no hubo opción, tuvieron que inyectarse, era la única manera de regresar a lo que ellos llamaban la normalidad, pues los gobiernos de todos los países se habían aprovisionado de unas maquinas que detectaban quién sí y quién no, estaba vacunado, lo cual les permitía el acceso a todo lo que pudieran disfrutar fuera de sus casas, desde zonas de trabajo hasta centros recreativos, aeropuertos, terminales de transporte urbano y salidas de ciudades a través de vehículos particulares.  En éste punto la vacuna ya era obligatoria para todo aquel ser humano que quisiera mantenerse vigente en la sociedad, la alternativa era marginarse y mantenerse encerrado de por vida en su casa.
La vacuna contenía un virus muy inteligente que para el huésped no reportaba ningún peligro pero que activaba una peligrosidad mortal al ser trasmitido por contacto sexual, a menos que se usara un preservativo de protección tanto para el emisor como para el receptor durante el coito, bien fuera entre personas de su mismo sexo o de sexos opuestos, este virus pasó a la historia el tan deseado sexo oral, no pudiendo ser practicado nunca más. La reproducción sólo se hacía posible mediante un procedimiento de laboratorio asistido por un especialista previa autorización del gobierno, sólo un número determinado de nacimientos por año eran autorizados, dependiendo del pasado judicial y del comportamiento ciudadano que tuvieran los aspirantes a nuevos padres. Pensaron que con la modalidad de evadir la maternidad que habían adoptado los millenials, la medida les reportaría un alivio y un beneficio tanto para el sistema como para los mismos millenials. No contemplaron que el ser humano desea con más fervor lo que no puede tener. Era un método seguro y eficaz para controlar la población, tras años de educación a la cual siempre se hizo oídos sordos, el gobierno tuvo que ponerse al frente de esta dispendiosa tarea. En adelante ser padre se convirtió en un privilegio que muy pocos podían obtener, y quienes infringían la ley y dejaban de usar el preservativo morían en cuestión de semanas. Esto fue lo único que permitió un grado de sostenibilidad planetaria para que la tierra pudiera sobrevivir sin la amenaza que implicaba un exceso de población egocéntrica y demandante que sólo estaba interesada en satisfacer sus intereses personales y con poco sentido de responsabilidad por su hogar planetario. Ahora somos menos, pero somos conscientes de que la única manera que tendremos de recuperar el privilegio de la libre reproducción y de la libertad sexual es cuidando nuestros recursos y demostrando nuestro talento para la auto sostenibilidad, se presume que si esta etapa experimental que está programada para durar entre 30 y 40 años más, funciona, nos podría abrir por fin las puertas a la verdadera normalidad, esa por la que estamos abogando desde principios del año 2020 cuando pensábamos que el covid19 era una mentira que nos habían vendido y que en cuestión de meses regresaríamos a la famosa normalidad que perdimos aquel mes de marzo cuando se declaró estado de emergencia en el mundo entero.



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