LAS DIOSAS DEL TACÓN Y LA SEDUCCIÓN.
Cuando estuve en su casa por primera vez sabía que era un hombre soltero, por eso no me sorprendió su obsesión por los cuadros de mujeres desnudas, por las prendas íntimas, accesorios y maquillaje olvidados por ahí, que sólo podían ser el trofeo adquirido después de la victoria obtenida sobre un nuevo cuerpo femenino. Uno sólo puede pensar en mujeres cuando se tropieza con tantos símbolos de la exquisita naturaleza femenina. No obstante algunos de estos símbolos se nos arrebatan del sentido del gusto a muy temprana edad, los más sensuales elementos de la feminidad han sido atribuidos a la mujer vulgar, otro invento de la mujer machista para arrebatarnos las inofensivas armas con que las mujeres sólo por instantes logramos vencer al macho bajo el influjo de una sobredosis de energía femenina. Las mujeres y no los hombres hemos clasificado a las mujeres entre vulgares y sobrias, obligando al hombre a casarse con las segundas deseando a las primeras. Pero la realidad es que el instinto...