ADIOS FACEBOOK

El grupo anonymous anunció que el próximo 5 de noviembre sacará a Facebook de funcionamiento, algunos ya están sufriendo la ausencia de la red social que ha marcado la historia del entretenimiento en la Internet, superando a Hi5 y a my space. Muchos lamentan que Facebook es el medio donde tus enemigos son los que más visitan tu perfil, donde tus ex parejas y los que se dicen tus amigos te bloquean, donde tus ex parejas y amores te eliminan, donde muchos te agregan para chismosear y en la calle ¡ ni te saludan ! la verdad es que Facebook si ha ampliado las posibilidades de un espionaje “limpio” en donde podemos estar al tanto de que le sucede tanto a los que amamos, como a aquellos que amamos menos.

Susan Greenfield, neurocientífica británica y profesora de farmacología de la Universidad de Oxford,  reconocida por sus planteamientos profundos y críticos sobre el comportamiento humano, afirma que "las redes sociales pueden desencadenar la disminución de la concentración, necesidad de gratificación instantánea y pocas habilidades no verbales, como la capacidad de hacer contacto visual en las conversaciones".

Además, considera que "generan complicaciones para establecer relaciones que no tengan raíces en Internet". Los argumentos de Greenfield van más allá, y asegura que "el crecimiento de las 'amistades' en Internet y el uso excesivo de juegos de video pueden 'recablear' la forma como se conecta internamente el cerebro". Esto se evidencia en los contenidos y relaciones banales que se establecen en las redes. (tomado del diario el Tiempo, Bogota)

Durante un tiempo una de mis amigas y yo pusimos a prueba una teoría que teníamos sobre Facebook en especial, que consiste en que en esta red social opera la ley de la infancia (el dame y quite) en donde sólo se da en la medida en que se recibe, de esta manera entrábamos a nuestra página principal y mirábamos lo que nuestros contactos ponían en su muro; y decidíamos cada día opinar en el muro de personas que no conocemos físicamente y que jamás han comentado en el nuestro. Lo que pasaba enseguida es que estos mismos entraban en nuestro muro y empezaban a pinchar en los botones de “me gusta” indiscriminadamente incluso en fotos que habíamos subido meses atrás. Observamos también que en los grupos a los que pertenecemos es donde menos reciprocidad existe, ya que de ellos si obteníamos menos atención de la que ellos recibían, es como si por el sólo hecho de ser grupos están supuestos a ser visitados, aunque los organizadores no nos visiten jamás. Uno tiene visibilidad dentro del grupo pero muy poca fuera de él.

Al parecer lo que más llama la atención no es tanto el contenido de lo que uno pone en su muro sino lo mucho que uno este dispuesto a dar a los demás en términos de aprobación y participación activa en sus actividades. Incluso si dejábamos de colgar cosas en nuestros muros podíamos estar mas activas en la medida en que participábamos en la actividad de los demás. Lo cual deja al descubierto lo ávidos que vivimos de protagonismo. Los días en que no opinábamos en ningún muro de los demás, eran los días en que la actividad en nuestro muro era prácticamente nula. Respecto a lo que llama la atención en nuestros muros llegamos a la conclusión que eran asuntos que tuvieran contenido de sexo,  de escándalo, o noticias de tragedias personales, siendo estas últimas las de mayor popularidad.

Lógicamente esto no es nada esperanzador, de alguna manera Facebook nos ha servido para ver expuesto en todo su esplendor el momento de mayor disfuncionalidad social que estamos viviendo. El problema no es Facebook, somos nosotros, con lo cual puedo ver en el posible cierre de Facebook, no algo a lo cual temer, sino el cierre de un ciclo que nos abre la posibilidad de tener redes sociales mas evolucionadas, aunque los que estemos estancados evolutivamente seamos nosotros. Estoy convencida que en el caso hipotético que cerraran Facebook, habrá otra red social lista con opciones insospechadas, que nos permitirán interactuar de manera mas funcional de lo que lo estamos haciendo en este momento, en donde la interacción con los demás tenga más humanidad y menos mezquindad e interés exclusivamente personal.