LA VIDA EN BORRADOR.
Aquel día mis amigos estaban en el andén de la casa de enfrente y yo quería atravesar la calle para estar con ellos, fue cuando miré a ambos lados de la calle y vi aquel perro enorme que parecía un ternero, y al que tanto le temía, lo vi bajar corriendo por aquella calle inclinada, en cámara lenta, como en las películas que veía en la televisión de mi prima Zoe cuando viajaba a Medellín, porque nosotros no teníamos televisión; y vi como yo quise atravesar la calle para llegar al otro lado antes de que el perro estuviera frente a mí, también empecé el recorrido en cámara lenta. A pocos pasos del andén y apenas pisando la calle, el perro y yo coincidimos en un cruce inevitable donde dos fuerzas se oponen y vence la más fuerte, la del perro que me lanzó contra el piso, sólo que una enorme roca que había cerca del andén, se interpuso entre mi cabeza y el piso, todo seguía en cámara lenta, todo se oscureció hasta que amaneció de nuevo y muchos rostros estaban sobre mí, de repente yo seg...