FUEGO EN EL ALMA

Hace dos años cuando mi madre tuvo un accidente en casa quedó en muy mal estado de salud y no podía valerse por si misma, tuve que contratar una enfermera para que cuidara de ella los meses de recuperación. Mi madre que nunca ha sido una mujer fácil, tiene sus desatinos que se hacen cada vez mayores con el paso del tiempo, y las fricciones entre la enfermera y mi madre no se hicieron esperar, las dos parecían niñas pequeñas poniéndome quejas la una de la otra. Aunque no justificaba las acciones de mi madre, si me sorprendía la falta de destreza y madurez emocional de la enfermera que por la más minima cosa que le decía mi madre se ponía a llorar. Así fue como antes de los dos meses de estar trabajando, una tarde dejó su trabajo tirado y nunca regresó a trabajar, ni siquiera porque estaba siendo muy bien paga y ella necesitaba el dinero, o al menos era lo que decía.

Amelia la empleada que estaba contratada para la limpieza de la casa y para cocinar asumió parte de las responsabilidades de la enfermera mientras encontramos a alguien más para cuidar de mi madre. Ahora cuando otra vez la salud de mi madre se ha quebrantado Amelia vuelve a tomar las responsabilidades de enfermera. Ella es un mujer sin educación, cuando tratamos de que fuera a estudiar en las noches, pronto abandonó las clases porque según dijo "ella era muy bruta para entender todo eso" no obstante me sorprende la facilidad que tiene para aprender todos los procedimientos para los que es entrenada en el hospital en aras de ayudar a mi madre, me maravilla ver la interacción que tiene ahora con la enfermera que asiste a mi madre en los procedimientos que Amelia no puede realizar y como aprende de términos y de cosas referente al cuidado de mi madre. Pero sobre todo me asombra la inteligencia emocional de ella, que ha conseguido entender la abstracta y compleja siquis de mi madre y que sabe convivir con ella, sin sentirse victimizada. Para Amelia no hay nada imposible, es mi mejor apoyo en Colombia, mi auténtico brazo derecho que me levanta cuando a veces veo el panorama desolador desde aquí, siempre tiene su voz alegre y siempre tiene soluciones para todo, incluso cuando no le veo solución a algo ella me proyecta la seguridad de que si bien la solución no está todavía ahí, ella la encontrará.

Cada día de estas dos últimas semanas que hablo por teléfono con ella, me deja sumida en profunda reflexión respecto al rol que esta mujer está cumpliendo en nuestras vidas, una verdadera sanadora, que se ocupa no sólo de sanar físicamente a mi madre, sino que se encarga de sanarme emocionalmente a mi. Cuando cuelgo el teléfono con ella, quedo con la certeza absoluta de que nada ira mal con mi madre mientras tenga a Amelia cerca de ella. Es una enfermera que no se ha graduado y que no necesita graduarse para serlo. Pienso en tantas personas que tienen la formación académica para sanar enfermos pero que no tienen la madurez y la inteligencia emocional para empatizar y ubicarse por un sólo momento en el lugar de sus pacientes, quizá el volumen de pacientes los insensibiliza, o quizá la profesión no ha sido elegida por vocación sino por supervivencia material, no me sorprende que la medicina convencional esté fallando tanto y esté siendo reemplazada por la medicina alternativa y holística, estoy convencida que la medicina alopática está enferma y que necesita muchas Amelias para que la reivindiquen con la sociedad.

Amelia me reafirma la idea que siempre he tenido de que las grandes vocaciones y profesiones no tienen que ser aquellas ocupaciones que gozan de aceptación y reconocimiento social, que podemos realizarnos como seres humanos e impactar en las personas dejando una huella en el mundo por la manera como elegimos desarrollarnos en cualquier profesión, siempre y cuando lo hagamos con el corazón y el alma. Estoy convencida que Amelia nació para hacer las labores que hace, porque ella es mucho más que una empleada es una administradora de hogar una suerte de "ama de llaves" quien además goza de toda nuestra confianza administrando el dinero durante varios años, su honestidad y su honradez son a prueba de fuego. Amelia es una guerrera con fuego en el alma y con un armamento de puro amor en el corazón

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Amelia con su silencio sabio y su mirada profunda sabe llevar en su alma cada una de las cosas importantes que la vida tiene. Es como un carro bien equipado, todas las herramientas están siempre a mano.
Abrazos y besos para Amelia
fredy

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