UN ADIÓS INUSUAL
La muerte tiene la peculiaridad de colarse en la vida y pasearse con toda su lúgubre sensualidad mientras todos seguimos viviendo, pinta el panorama de una infinita gama de grises y consigue que muchos la ignoren al punto que siguen viviendo sus vidas y acumulando cosas materiales como si la muerte solo fuera un espejismo que les pasará a los demás menos a ellos. Mientras ella moría en un hospital en la ciudad de Medellín Colombia, yo almorzaba con la familia de mi esposo y tomaba fotografías como siempre lo hago, como si en una parte de mi supiera que esa es la única inmortalidad física a la que tengo acceso, al mismo tiempo sus sobrinos estaban inmersos en sus actividades y su enorme familia la esperaba del otro lado, porque ella fue la única que tardó en llegar a la eternidad. Mi primo Diego dice que desde que mi madre murió, diez meses atrás, ella se fue apagando lentamente como si en una parte de ella supiera que su generación se había extinguido y era hora de darle paso a las...