LA DICTADURA DE LA PALABRA.
Hay un tema de conversación que me produce
físico aburrimiento: la política, me parece estéril y poco productivo, además
no creo que los gobiernos sean responsables de nosotros, somos nosotros los
responsables de los gobiernos que elegimos, lo digo porque todo lo que uno
escucha es gente culpando al gobierno, como si en esa culpa no estuvieran
incluidos ellos mismos, que son los que los eligen mal.
Me sorprende que la gente viva defendiendo
causas y luchando contra las dictaduras, cuando en su vida personal viven
persiguiendo ser dictadores de alguna forma, para lo cual conforman
instituciones, grupos en Facebook, construyen familias, tienen hijos, se
agrupan o hacen lo que sea con tal de tener una tribu en función de algún tema
con el único propósito de imponer su propia dictadura y dejar claro que ahí se
hace lo que ellos creen que es lo “conveniente” de acuerdo a sus estrechos
criterios de lo que es conveniente y bueno.
Si piensa que exagero, observe la dinámica
de algunas familias que “funcionan” gracias a por lo menos un dictador que
decide la conciencia, la conducta, el pensamiento y el comportamiento grupal,
no importa si el dictador es laxo con algunos temas, siempre habrá un aspecto
con el cual es implacable.
Y si quiere más pruebas métase en un grupo
de Facebook y trate de ser usted mismo, a ver si se lo permiten, a ver si no lo
censuran, o lo rechazan porque lo que usted publica no está de acuerdo al tema
de interés del grupo, con lo cual queda claro que el grupo ha sido conformado
para el interés particular de su fundador y no para el bien colectivo de sus
participantes, aunque la filosofía con que se lo venden es precisamente esa.
O trate temas de carácter sexual y se dará
cuenta que el sexo sigue siendo satanizado y muchas veces es considerado
pornográfico. Como me pasó hace un par de meses con mi artículo la deforestación vaginal que fue rechazado en un grupo de
facebook, no estoy segura, pero tengo la
impresión que la moderadora del grupo ni siquiera se tomó la molestia de leerlo
sino que se dejó impresionar por la imagen y el título del post ya que expresó
el malestar con la imagen, ante lo cual lo retiré, pero cuando ella trató de
explicarme su punto de vista, las cosas empeoraron ya que dijo que no quería
desviar la atención del grupo, que si la gente quería ver “porno” habían sitios
especializados para ello, no sé si es que ella no lee antes de enviar lo que
escribe, pero en su postulado quedaba dicho que mi artículo era pornográfico,
aunque no lo dijera explícitamente.
A mí estas cosas no me molestan, me
producen es cansancio, aunque termino
por entender porque es que el planeta que habitamos está en las condiciones en
que está. Y ésta es una prueba más de que los gobernantes que tenemos son
nuestro reflejo ¿si ejercemos la coerción en todo su esplendor en nuestros
pequeños territorios como no comprender que los gobernantes lo hagan con una
población mayor?
Curiosamente o precisamente porque el
artículo lucía pornográfico elevó el índice de visitas al blog y ha sido la publicación
que mis contactos más han compartido en sus muros de Facebook desde que empecé
mi blog, con lo cual me quedé pensando si aquellos que disfrutaron de mi
artículo son tan inmorales como yo, que lo concebí y lo escribí, o si la
pornografía no está en el objeto sino en los ojos del sujeto que lo juzga.
Aunque no tengo preferencias por los temas
sexuales en especial y quienes me han leído con regularidad saben que puedo
escribir desde el tema más místico hasta el más mundano, una cosa si disfruto y
es abordar los temas prohibidos, esos que aún le dan escaramuzas a las mujeres
sobre todo, esos que las dejan al desnudo y confrontadas con su monstruosidad
interior, quizá esa es mi propia dictadura, la de la palabra, la de aquel tirano
que sabe en donde hacen falta los nombres para nuestros desatinos y por ello
condeno a los lectores a que lean sobre temas que no soportan.
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