WHEN DID YOU REALIZE YOU WERE NOT STRAIGHT?
Durante una
conversación alguien formuló una pregunta abierta when did you realize you were
not straight? Cuando te diste cuenta que no eras heterosexual? Y me impactó
tanto que me quedé pensando en ella, porque la palabra straight significa derecho,
recto, erguido, en orden, honrado, honorable y decente, claro en el diccionario
también dicen que significa hetero. Pero cuando lanzaron la pregunta lo que yo
escuché fueron los antónimos de esa palabra porque comprender que uno NO es
derecho, correcto, honrado honorable y derecho es ser un delincuente, por lo
tanto no ser “straight” implica una serie de etiquetas indeseables que por
supuesto nadie quiere cargar sobre sus hombros y más aún, ninguna familia
quiere que alguien de los suyos cargue con esa cruz. Por un momento comprendí
el temor (y por ende el rechazo) que sienten las familias en donde alguno de
sus miembros no es “straight” pero la pregunta me llevó a mi propio closet,
porque en algún momento de mi vida yo empecé a sentir que no era straight, sólo
que en español.
Eso fue cuando
descubrí el sexo en carne propia, luego de todas las historias de idealización
de la virginidad y ese momento mágico, que en realidad es trágico, en que una
pierde la virginidad y que según las historias que yo escuché en mi
adolescencia, la única manera de asegurarse un orgasmo de verdad, era mediante
el matrimonio. Es decir uno tenía su satisfacción sexual para el resto de su
vida en manos de la buena suerte, jugándome una ruleta rusa y confiando en que
el elegido que por fin quisiera casarse conmigo, estuviera respetablemente bien
dotado, y fuera bueno en la cama. Un riesgo que yo no quería correr, por eso y en
uno de mis ya acostumbrados actos de desobediencia civil, decidí que yo al
menos, necesitaba una degustación de la noche de bodas porque irme a ciegas en
un plan luna de miel sin saber si de verdad disfrutaría la miel, no era algo
que yo estuviera dispuesta a hacer.
La perdida de la
virginidad en mi caso, no pudo ser un acto mágico como me habían dicho, sino un
largo proceso de meses que a mi voluntario de degustación ya le estaba
fastidiando, con lo cual acumulé suficiente culpabilidad como para finalmente
armarme de valor, echarme la bendición como lo hiciera mi abuela materna muchos
años atrás (parecía algo generacional) cerré los ojos y solté mi virginidad
como quien se somete a voluntad a una citología con un espéculo de carne (
afortunadamente sin hueso) pero enorme que se suponía me produciría placer,
pero que me dejó lastimada y decepcionada. “Y ésto es todo?” pensaba,
desengañada y molesta con aquellas mujeres mayores que me habían mentido de esa
forma solo para preservar la propagación de la especie.
Ese día me
pregunté si yo era “straight” pero como no conocía esa palabra, lo que me
pregunté fue si yo era normal, o si sería una “ voltiada, invertida, arepera,
marimacho” en fin una… y me costaba decir la palabra hasta en mi propia mente
“le…lesbiana” pues!
Los hombres se
las han visto duras para satisfacerme porque a mí me puede la mente sobre los
instintos, he sido endemoniadamente brillante y esto es algo en lo cual no
quiero ahorrar modestia. Yo siempre estuve a la vanguardia en mi generación
como pensadora y por ende como cuestionadora, cualquier cosa que no coincidiera
con un conocimiento previo que tuviera al respecto, era puesto en tela de
juicio y era investigado y duramente cuestionado hasta que encontrara una
verdad satisfactoria y que se acomodara a mí, no la que se acomodara a los
demás.
Aun así hubo
quienes generosamente me condujeron por las fauces de mi propia satisfacción
sexual, donde yo descubría zonas erógenas inimaginables, que a ellos no les
resultaba la gran cosa y que menguaba su propio placer sexual. Confieso que
como buena mujer adoctrinada en un matriarcado, sacrifiqué más de una vez mi
propia satisfacción y dije mentiras enormes a algunos tipos con tal de que
ellos estuvieran satisfechos. Pronto comprendí que la razón por la que las
mujeres hacíamos eso era para asegurarnos la supervivencia, de alguna manera
todas hemos sido (y seguimos estándolo) educadas para buscar seguridad
emocional y protección material en un hombre, y para lograrlo ellos deben ser
indudablemente más felices sexualmente que nosotras. Y ahí era donde yo entraba
en conflicto y mi instinto de justiciera entraba en el juego. Porque anteponer
el placer sexual de ellos al nuestro? Pues porque ellos proveen, pero habían
muchos que no proveían nada y las pobres mujeres trabajaban para proveer y
llegaban cansadas en la noche a proveerle buen sexo al tipo para que no se
fuera, pero porqué, preguntaba yo, pues por los hijos, respondía el coro
social.
Y fue por esa
época que descubrí que yo no era straight. Tampoco es que fuera una
“les…lesbiana” no! Y no era porque siguiera temiéndole a esa etiqueta, es
porque esta alma mía ha sido tan grande que no me explico cómo se acomoda en mis
cinco pies de estatura y 106 libras de peso. Es porque una etiqueta de sólo
siete letras me queda pequeña para tanta ambición sexual e intelectual de la
que padezco, además como podría ser una cosa o la otra si mi búsqueda era
simple: que los dos implicados en la faena sexual gozáramos por igual, puro
comunismo sexual, que ambos tuviéramos los mismos derechos, que ellos también
fingieran alguna vez un orgasmo para hacernos felices o que pasaran de largo
por un mañanero por consideración a nosotras. Yo quería igualdad o al menos que
el otro no se quedara con mi energía vital para tener un orgasmo, mientras yo
moría de inanición sexual.
No hay que ser
un experto en estadística para saber que no hay suficientes machos que puedan
responder a mis requerimientos, por lo que la búsqueda tiene que tener un
margen más amplio de “seres humanos” que piensen y sientan como yo, porque no
es posible que sea la única con grandes aspiraciones al respecto, así que el
espectro de búsqueda para mí, es la humanidad entera, sin importar el empaque en
que haya sido arrojado a este mundo, lo cual quiere decir que ya no soy ni derecha,
ni recta, ni erguida, no estoy en orden,
ni soy honrada, ni honorable y mucho menos decente en una sola frase no soy
Straight.
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