METICHE

 LECCIÓN 6

Cada año escribo una carta de renuncia a un aspecto de mi vida que no me deje ganancias evolutivas, y que me genera algún tipo de bloqueo.


Recuerdo el año que renuncié a ser metiche y a interferir en los procesos de aprendizaje de los demás. Ese año anterior había sufrido mucho por no aceptar que el destino de mis seres queridos les correspondía a ellos, que tanto sus talentos como sus limitaciones les eran propios y que de la misma manera como me alegraban sus triunfos debía de alguna manera alegrarme la oportunidad que les daba la vida presentándoles "problemas" que solo ellos, y nadie más, debían resolver.

Ese año de renuncia tuve un proceso muy hermoso. Vi a mi hija enfrentar sus retos, confié en las bases que yo le había dado, y esperé pacientemente a que ella tomara su aprendizaje y jugara sus mejores cartas.

El trabajo ha sido enorme porque la lista de seres queridos ha crecido a través de mi hija, llegaron mis nietos,  su esposo y los  hijos de él a la vida de mi hija y por ende a la mía. La tentación por dar "consejos"  " ayudar" y  arreglarle los problemas a todos es enorme sobre todo a los niños que creemos incapaces de enfrentar sus propias batallas.

En la medida en que confiaba en la capacidad de cada uno de resolver sus problemas y me distanciaba, les resultaba más fácil tomar sus decisiones y salir de situaciones difíciles.  A veces el problema de un ser querido no es el problema en si, sino los redentores que los rodean, porque no confían lo suficiente en sus capacidades y eso los debilita.

Aprendí en éste proceso que todos tenemos las herramientas para enfrentar las adversidades de la vida, que en la medida en que confiemos en ello, nos fortalecernos más. Si en algún momento nuestra ayuda es necesaria, simplemente nos será pedida.

En nuestra cultura ofrecer ayuda que no se nos ha pedido es muy frecuente, ignoramos que quien ofrece ayuda no es la parte más luminosa de nosotros, sino nuestra sombra buscando llenar vacíos existenciales a través de la "ayuda". En el peor de los casos sólo es una necesidad de controlar a los demás y de evadir la responsabilidad de nosotros mismos.

Aprendí aquel año que muchas personas son felices perpetuando sus problemas porque de alguna manera obtienen una ganancia, generalmente de tipo egocéntrico.

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