QUIMIOTERAPIA

 Él me escribe raras veces, pero ésta vez lo hace para preguntar si tendré quimioterapia, supongo que esa es la escala con que se mide la gravedad del cáncer, la quimioterapia para muchos, es la antesala de la muerte, donde se pone a prueba la fortaleza del paciente y de donde puede salir con más o menos vida. La verdad es que un diagnóstico de cáncer es una marca para toda la vida, al menos así quiero pensar, quiero estar preparada para cualquier cambio de planes que tenga el  "Dios todo voluntarioso" que reside en la mentalidad de muchos.


La quimioterapia es un baño de sustancias químicas que destruye las células de crecimiento rápido, pero que causa un traumatismo generalizado. Tengo entendido por lo que se me explicó que es un proceso donde pagan justos por pecadores, una guerra donde se sacrifica al propio ejército para vencer al enemigo. Salir airosa de una quimioterapia es posiblemente el acto de supervivencia más grande que pueda conquistar una persona.

Ésta semana recibí la noticia, no tendré quimioterapia,  aunque me sentía lista para tenerla, no perderé el cabello, aunque tengo varias pelucas a mi disposición. De todas formas, siempre he pensado que lucir calva no le resta atractivo a una mujer, por lo que perder el cabello fue una preocupación que nunca tuve cuando me dieron el diagnóstico. En realidad en ese momento no pensé en mis pérdidas, sino en mis ganancias, porque estoy convencida que las hay.

Tendré otro tipo de tratamientos qué podrían ser tan molestos y dispendiosos como la quimioterapia, y también me siento lista para tomarlos. Tengo la certeza que estoy siendo esculpida, que las nuevas cicatrices que se han unido a mi colección, contarán una historia diferente de mí, a la que he venido contando, y me mostrarán, a mí sobre todo,  el nuevo ser que está renaciendo en mí.

Éste fin de semana he reunido fuerzas para rendirle homenaje a éste padre adoptivo que ha sido Estados Unidos para mí. La energía no me dura mucho tiempo, pero por primera vez desde la mastectomía, he podido ver en la cámara un rostro más favorecedor de mi misma, y eso es muy reconfortante, porque una de las cosas que había aceptado que sucedería fue que el cáncer se llevaría consigo el poco atractivo físico del que he gozado. La autoestima se ve muy lesionada con este tipo de procesos y hoy celebro verificar que la autoestima es una batalla diariamente librada, nunca una guerra ganada.


 

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