EL MITO DE DESNUDARSE.

Cuando Luz Dary se quitó el vestido, más fuertes que los latidos del público estallaron los elásticos de las bragas de la indolencia. Los aplausos casi no la dejaron terminar, Luz Dary se fue con el corazón de ArtSpoken en sus ajustadores. (Yoshvani Medina)

Quitarme la ropa en público no es un asunto moral o ético, tampoco lo es de vergüenza o de orgullo, ni un asunto estético al que sólo puedan tener acceso las personas que encajan en el modelo social de belleza, para mi es una manera de dejar caer las mascaras. Mientras menos maquillaje y ropa tengamos más a merced de nosotros mismos estamos, más le quitamos control a los demás sobre lo que creen que somos, y sobre nuestra conducta. Por eso disfruto tanto salir al escenario y personificar aquellas mujeres que tienen miedo de mostrar su cuerpo por algún motivo, me emociona poderle mostrar al público sus razones y la responsabilidad que tienen con esas razones, me gusta ver las diferentes reacciones del público, porque mi obra tiene la magia de que no sabes que hacer, si reírte, llorar, avergonzarte, quedarte sentado o marcharte.

A veces cuando la estoy ensayando en el espejo, yo misma consigo conmoverme, es cuando consigo rescatar un poco del pudor de mi público y consigo asustarme al punto que pienso que no la pondré más en el escenario, pero luego emerge una mujer dentro de mí que defiende el derecho del público a verla.

Desnudarse nos toma menos tiempo, del que se requiere para maquillarse y  cubrirse, eso nos debe hacer pensar al respecto, mientras menos energía usemos en proyectarnos y en dejarnos ver de los demás mas auténticos y libres somos, por eso a quien me preguntó si era necesario que me quitara la ropa, le dije que si, pero me quedé pensando en que seguimos teniendo ciertos prejuicios con este tema, pretendemos ser una sociedad moralista pero en realidad manejamos una doble moral al respecto, por un lado la gente se las ingenia para violar la ley y filmar personas sin ropa o con poca ropa para lucrarse por Internet, pero si uno lo hace con fines educativos está mal visto. Quizá  no nos interese tanto ser educados al respecto, sino mantener el mito alrededor del tema porque es el mito y no el hecho en si, lo que nos resulta estimulante.