LA VIDA TAL Y COMO ES.
Durante las dos últimas semanas hemos enfrentado
una situación de máxima tensión familiar por cuenta de la salud de mi hija que
se ha visto deteriorada, la última semana fue sometida a demasiados exámenes médicos,
como ella es una profesional del sector de la salud, sabía que tipo de exámenes
le estaban practicando; y que algunos de ellos eran para descartar cáncer y enfermedades delicadas, lo cual aumentó su
nivel de estrés, sufrió una baja de presión que la tuvo en cama más tiempo del
que estamos en condiciones normales, perdió el sueño y en líneas generales su
sistema nervioso se vio notablemente afectado. La única persona a cargo de todo
era yo, ya que su esposo debía cumplir con sus horarios de trabajo, no sólo me
hice cargo de mis nietos sino de ella, al mismo tiempo que me hacía cargo del
lanzamiento de mi libro, y que le hacía cambios a mi siguiente trabajo
literario que tiene que estar listo para el 15 de diciembre.
El día que llamaron del consultorio médico
avisando que ya tenían los resultados de los exámenes de laboratorio y que debía
ir urgentemente a consulta, todos nos pusimos muy nerviosos, pasaron dos largos
días entre la noticia y la cita médica. Mientras esperábamos por ese día en que
de alguna manera todos sentíamos que la vida nos iba a cambiar, ella -la vida- seguía
luciendo su variedad de trajes:
-Un hombre me escribía insistentemente por Facebook
para que me hiciera consciente de lo importante que es ser más criticada que halagada
como escritora porque sólo mediante la crítica sabría si realmente me leen. (En
palabras de él)
-A mi amiga Helen se le moría su Gatica y
elaboraba un duelo difícil tras más de 10 años en su compañía.
-Otra amiga lloraba en mi mensajero de Facebook
por la muerte de su perrita
-Un primo moría en Colombia y su hermana me
llamaba a las 7:45 am buscando consuelo de mi parte.
-Llegaban mis libros impresos por correo
-Mi siguiente trabajo literario era bien acogido
por el director que lo pondrá en escena
-Hacía casting para elegir el actor de mi
siguiente obra
-Un amigo terminaba su relación de pareja y
llamaba por consuelo
-Mi amigo trabalenguero me llamaba a contarme que
había terminado su cuento de la vaca negra
-Una entrevista que me hicieron sobre el libro, salía
al aire.
-Mi amiga Olga Arango una reconocida productora y
periodista de Miami me pedía otra entrevista para una revista.
-Llegaba mi familia de Colombia, tras más de dos años
sin verlos.
Mi hija Jessica Moore |
Recibí cada una de estas circunstancias como una
manera que tenía el universo de decirme que yo no era la única que tenía un
“problema” entre manos, y que la vida continúa a pesar de que el pequeño
universo de uno parece que se está derrumbando. Examiné las cosas que estaban
pasando a mi alrededor y pensé que forman parte de mi plan cósmico, escuché a
quienes querían compartir sus penas conmigo con una sonrisa en mis labios y
alguna lágrima rodando por mis mejillas al mismo tiempo, mientras la realidad
de la vida y esa danza entre el drama y el aprendizaje se desplegaba ante mis
ojos.
La mayoría de estas personas no sabían lo que yo
estaba viviendo, pero lo más importante no sabían que al no saberlo y poderse
expresar libremente estaban haciendo un efecto terapéutico en mis días, porque me
sacaban de mi misma; y de esa forma yo podía reenfocar mi situación desde
ángulos diferentes cada vez.
Una de las cosas que comprendí gracias a este
episodio es que ya no necesito pedir ayuda emocional, porque por algún mágico
motivo me llega de diferentes fuentes y en diferentes trajes, y que los mejores
terapeutas están al alcance de la mano porque finalmente quien hace el trabajo
es uno. Aprendí que todos los días se terminan relaciones, se mueren nuestras
mascotas, se mueren nuestros seres queridos, nos enfrentamos al dolor aún sin
estar listos para ello, y que a pesar de todo eso, tenemos la maravillosa opción
de acompañar a otros en momentos de crisis, como también de centrarnos en el momento presente y
celebrar los logros ajenos y personales, que el miedo y el dolor emocional también
deben tener sus espacios y sus momentos y hay que darles la misma importancia
que se le da a las alegrías y ¿Porqué no? celebrarlos y darles la bienvenida
porque el miedo y el dolor son los mejores maestros que tenemos, los únicos
domesticadores de ese ego que se siente tan amenazado cuando se le remueve de
su zona de confort.
Finalmente recibimos el diagnóstico de mi hija,
no tenía ninguna de esas enfermedades graves que estaban descartando, deberá
cuidar de si misma por un buen tiempo y necesitará mi ayuda, y obviamente lo más
importante es saber que nos tenemos la una a la otra, al menos por ahora.
Celebrando con mi amiga Berta y mis nietos la buena noticia. |
Comentarios
La vida misma, tenemos fuerza para vivirla,y cada día se sucede... durante un tiempo, yo pedía siempre fuerza para todo lo que me llegue, ahora que ya comprobé que tengo fuerza, no pido nada...
me alegro mucho de los descartes de enfermedad grave.