FEMINISMOMENAL
El feminismo formó parte de un proceso de
mi vida, ahora reconozco que obedecía sólo a mi necesidad de castigar a los
hombres por no tenerme en cuenta en sus rigurosos procesos de selección para
ser elegida como depositaria de sus pasiones y por supuesto de su semen. Porque
aunque lo neguemos el feminismo tiene su alto componente de rechazo por el sexo
opuesto, es una mezcla entre la atracción y el repudio que nos generan cuando
no comprendemos del todo su naturaleza y no sabemos que no son tan responsables
de ser como son, porque ellos mismos a veces no comprenden porque son mas guiados
por su mentalidad falo céntrica que por una racional disposición a la mejor candidata
para madre de sus futuros hijos.
Por eso ya no milito en las filas del
feminismo, ya hice ese curso, ya peleé con los hombres desde mi pluma y desde
mi discurso, ya me solidaricé con las mujeres heridas y les ayudé a lamer las
heridas que yo también le atribuía a ellos y que ahora sé, que proceden sólo de
nuestra ignorancia, entendiendo ignorancia como ausencia de información especializada
en el tema, no como un término peyorativo.
Me llama la atención los gritos heridos de
libertad que emiten las mujeres cuando afirman que por ser pensantes son
libres, ignorando que el pensamiento es justo lo que nos esclaviza, por algo a
la mente la llaman la loca de la casa. No podemos anclarnos en el libre
pensamiento, tenemos que pasar a la acción, demostrar con hechos que tan libres
o liberales somos, porque si no tenemos resuelto el asunto genital y ellos
todavía tienen el poder de levantarnos o derribarnos con el peso de su pene ¿De
qué libertad estamos hablando? Si no hemos comprendido que el sexo es un
servidor, y no el amo y señor al que nos rendimos cuando finalmente pasamos el
filtro de ese rígido proceso de selección masculino donde las medidas de
nuestro cuerpo deben ser 10 veces inferiores a las de la cama ¿Cómo podemos entonces
hablar de libertad?.
El “encoñamiento” (como lo llaman en el
argot popular) o el apego sexual es una de las muestras de fragilidad femenina
(y masculina también) más grande que podamos tener ¿De qué nos sirve ser
“libres pensadoras” si seguimos ancladas a los genitales de un hombre al que le
atribuimos el poder de ser el único que nos brinda satisfacción sexual? El
encuentro sexual con el otro, debe estar al servicio del disfrute, de usar esa energía
sexual para posesionarnos más del momento presente, no para estar planeando el
futuro con alguien (que a lo mejor tiene su futuro en otra parte) sólo porque
el encuentro fue de nuestra entera satisfacción. La liberación femenina amerita
una minuciosa revisión de nuestras
creencias y patrones de conducta sexual sobre todo, porque la usamos mezquinamente
para hacer transacciones afectivas, para negociar vínculos familiares y hasta
para coaccionar al otro cuando nuestras demandas no son satisfechas.
Pero lo que más me hace cuestionar esa
exitosa liberación femenina es esta nueva tendencia que las parejas han
adoptado de ser ellas las proveedoras y los hombres los amos de casa, este tipo
de experimento no está teniendo el éxito esperado, porque la mujer tan “liberada”
que piensa que esto es posible, entra a esta experiencia sin haber revisado su
antiguo sistema de creencias, ese mismo que nos vendieron acerca de que el hombre es
quien debe brindarnos seguridad y protección. Mientras ésta creencia no sea replanteada
y desarticulada, llegará ese inevitable momento en que la admiración por el
nuevo amo de casa se caiga porque no corresponde con la panorámica de protección
y seguridad que aparentemente llevamos en el ADN; y aquella mujer tan
“liberada” termina aburriéndose de su amo de casa que no consigue llenarle sus
carencias, porque no hay peor destructor de relaciones que la caída de la
admiración y no nos digamos mentiras que una mayoría femenina admiran a los
hombres más por su capacidad productiva que les garantiza seguridad, que por la
esencia que reposa en el alma de su compañero, a una penosa mayoría femenina le
calza muy bien el dicho de que cuando la pobreza material entra por la puerta
el amor sale por la ventana.
Será interesante ver como las parejas que
se aventuran en este innovador modelo de relación, hacen esa transición donde
tanto el hombre como la mujer conserven un buen equilibrio de energías femenina
y masculina sin que haya que sacrificar la relación y las necesidades de cada
uno, aunque los roles tradicionales que ha impuesto la sociedad estén
invertidos.
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