DE LOS HOMBRES Y SUS VIRTUDES.

Cuando yo era niña, los hombres eran super hérores, cargaban siempre un pañuelo que ostentaban para sacar de apuros a las mujeres bien fuera a la hora en que el llanto las sorprendía en público, o bien fuera con las comidas o cualquier tipo de accidente en donde un pañuelo parecía resolverlo todo. Los hombres de entonces eran galanes y eso nada más los hacía diferentes de nosotras, pues los revestía de un poder que tuvieran o no, parecía ser algo incuestionable. Para mí los hombres eran todopoderosos, seres fuertes cargados con un liderazgo natural que los hacía productivos, ellos cuidaban de las mujeres y de los niños, eran una suerte de dioses provenientes del mismo vientre del que veníamos las mujeres pero indudablemente con un toque sagrado. Aprendí siendo una niña que los hombres debían comer más que nosotras porque eran de más alta estatura, de ahí que las porciones más grandes en la mesa eran para ellos, a eso le debo no haber engordado porque aprendí a comer porciones más pequeñas por un asunto de género, nunca lo vi como una desventaja sino  como una de esas verdades absolutas que dado mi nivel de inconsciencia, saltaban a la vista.  

Con el tiempo empecé a darme cuenta que las mismas cosas que ellos hacían las podíamos hacer nosotras, incluso conocí mujeres que tenían más fuerza física que muchos de ellos. Después me di cuenta que muchas cosas de esas que sólo hacían ellos, no sólo las podíamos hacer nosotras sino que muchas las hacíamos mejores que ellos. También me di cuenta que podíamos cuidar de nosotras mismas y que no los necesitábamos más que para reproducirnos porque hasta el placer sexual era algo que estaba literalmente al alcance de nuestras manos. Pasó lo inevitable dejé de admirarlos, desearlos y necesitarlos, pero dejar de admirar un hombre y dejar de necesitarlo es algo que nuestra sociedad no permite y no perdona. Dejar de desear un hombre implica quizá desear a las mujeres, ser asexuado o pansexual, aspectos que la sociedad no comprende porque no le son convenientes. Y es que nuestra mayor limitación para crecer es la educación social, por los vacíos formativos que tiene y por la rigidez filosófica respecto a la naturaleza humana.  Así es como me encuentro en éste momento recogiendo los trozos de esa figura masculina para reconstruir el hombre todopoderoso que alguna vez creí que era.


Comentarios

Frases Bonitas ha dicho que…
Con el tiempo se aprenden muchas cosas.

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