MI COSECHA 2025
Este año estuvo lleno de retos, me moví por estados emocionales ya conocidos que pensé había dejado atrás. Conseguí finalmente recuperar la vitalidad emocional que me había arrebatado el cáncer y que pensé jamas iba a disfrutar de nuevo. Ha sido como un nuevo despertar de conciencia con nuevas formas de ver la vida y con un nuevo equipaje de creencias. Comparto lo más importante que me pasó este 2025:
Di a luz a SINVERGÜENZA mi nueva obra de teatro, una caricatura por escrito de mis experiencias, de esas que superan la fantasía. Me sumergí en los aplausos de un público generoso que me contuvo con su retroalimentación. Bebí del elixir de mi propio valor y a través de esta obra me reconocí ignorante en el arte de conocerme a mí misma.
Mi personaje del año fue mi hija, este año fortalecimos nuestra confianza, reconocí en ella a esa persona que me escucha sin juzgarme, sin condenarme y que nunca utiliza lo que le cuento en mi contra. Este año he tenido las mejores conversaciones con ella que no habíamos tenido antes, y eso me llena de profunda satisfacción.
Puse a prueba mi fuego interior durante una experiencia a la que me sometí a voluntad. Para ello tuve que enfrentarme a mucho dolor físico tanto como emocional, fueron 7 días sosteniendo en silencio el ruido mental de mi propio pesimismo versus ese silencio motivador que a manera de intuición me decía "tu puedes" aún en los momentos más vulnerables contaba con mi propia voz, la misma que me ha sostenido durante mas de 60 años y que nunca, absolutamente nunca me ha fallado. Gané más confianza en mí misma no a manera de autoestima sino ese tipo de confianza que te otorga la certeza de que estás ahí para tí, porque reconoces el fuego interior que contienes y encuentras la manera de encenderlo cuando amenaza con apargarse.
Este año también parí una ilusión, la bauticé con tres nombres, la he protegido de rumores y posibles envidias, la he regado con devoción. Sigue protegida por la oscuridad del anonimato, ignoro si un día dará frutos, estoy feliz con la fuerza, el valor y la determinación que su solo nacimiento me ha proporcionado. Ignoro si un día saldrá a la luz, o si de hacerlo seguirá siendo la ilusión que parí desde mis entrañas o será la ilusión de un pasado que se apagó antes de florecer. Este año parí una ilusión y eso debe bastarme.
Aprendí que la relación nunca es con el otro sino con nosotros mismos a través del otro. Verifiqué que enamorarse es visitar el escenario mas egoísta de nuestra existencia y que por eso el amor en manos de tanta sustancia química como la que producen las INAS (dopamINAS. oxitocINAS, endorfINAS, serotonINAS, endorfI AS y lla feniletilamINA) es tan perecedero.
Aprendí a compartir experiencias nutritivas y de aprendizaje, omitiendo la parte anecdótica, sobre todo cuando hay que proteger la privacidad de algún implicado. Verifiqué el poder que otorga guardarse los propios secretos, porque si no quieres que se sepa no lo digas.
Descubri patrones de comportamiento tóxicos que sobreviven en mí y en los cuales he trabajado arduamente acompañada por mi Terapeuta, con ella verifiqué que mi brújula siempre apunta al centro de mi ser y ahí está mi mayor compromiso de vida.
Me re encontré con una amiga con quién tengo las conversaciones más profundas que pueda tener y cuyo nivel de entendimiento de la sique humana es de un nivel muy avanzado, mi práctica espiritual se basó en mi comunicación con ella durante este año. Estoy agradecida por todo su aporte a mi vida y por hacerme parte de ese cúmulo de talentos humanistas que posee.
Me reconcilié con un ser al que he amado profundamente por muchos años y del que estaba distanciada por razones que sigo sin entender, pero que no hace falta hacerlo porque en la reconciliación el amor florece o fallece, en mi caso el amor floreció con más fuerza que nunca, lo que me ha permitido verificar que las relaciones se dañan por mala comunicación y se arreglan con buena comunicación.
Aprendí a guardar el reposo emocional necesario para auto regularme durante el tiempo necesario ante los estímulos externos que me afectan, que ser reactivos es mucho más fácil pero no es productivo.
Aprendí a disfrutar las videos llamadas y a llamar más a mis seres queridos, todavía me falta practicar más, pero estoy a medio camino.
El 2025 ha sido mi año de grandes cosechas y estoy profundamente agradecida por mi vida llena de frutos, cierro el año con las manos llenas.
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| Mi hija y yo |

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