PILOTOS Y COPILOTOS DEL AMOR

Hoy mi esposo y yo estamos de aniversario de bodas; y un desfile de hermosos recuerdos se aventuran por mi memoria, como nuestras caminatas por la playa cuando él me contaba sus historias, y me describía sus vuelos en cometa, o sus saltos en paracaídas, me gustaba como me narraba sus aventuras porque en ellas siempre ha existido mucha sensibilidad, solíamos caminar tomados de la mano, mientras yo lo escuchaba atentamente, capturando esa paz que siempre me ha brindado

A veces la noche nos sorprendía aún en medio de la playa, y para entonces simplemente caminábamos en silencio; y yo me deleitaba viendo los edificios a lo lejos surcados por una espesa y larga hilera de árboles, Mientras se iban encendiendo una a una sus luces. Esos edificios que desde la distancia  siempre caben en mis ojos, pese a su tamaño, todo luce tan inofensivo tan pacifico desde la distancia, parece mentira que en esos mismos edificios se desenvuelva la vida de cientos de personas, y que bajo la misma edificación estén amándose una pareja en un apartamento  mientras en otro están maltratando a alguien al mismo tiempo, sin que ninguno de los dos se percate de lo que está sucediendo. Quizá los edificios sólo debieran existir del tamaño de cuando caben en mis ojos.

Durante los días que mi esposo tenía el día libre, a veces el aburrimiento nos atrapaba, ninguno de los dos lo decía, pero como se nos notaba, muchas veces yo estaba librando alguna ardua batalla contra el tedio y la tristeza, y me pintaba paraísos diarios, para entrar en ellos y meter a mi esposo conmigo, él también hacía lo mismo. En medio del tedio que nos circundaba, rondaba una paz indescriptible en nuestro hogar, nada era lo suficientemente grave para que nos agrediéramos, nos culpáramos, nos violentáramos, o para que lloráramos, al contrario en medio de estos momentos era cuando florecían nuestros mejores potenciales como seres humanos, la tolerancia y la comprensión se incrementaban, y el amor lucía tan fuerte que el aburrimiento perdía poder sobre nosotros.

Durante la celebracion del cumpleaños numero 50 de mi esposo (09-2011)

También recuerdo cuando tuvimos grandes dificultades con la supervivencia material y como eso no entorpeció nuestra convivencia, aprendí a rescatar comida que estaba destinada a la basura en los supermercados gracias a mi amiga Claudia que me enseñó; y la compartimos con otras personas que estaban en la misma situación nuestra y que no se atrevían a rescatar alimentos. Convertimos eso en tremenda aventura y sin temor a equivocarme fue la época en que mejores manjares comimos y mejor vino bebimos.

Aprendimos a vivir sin dinero, buscando las comunidades de intercambio, y las casas del Salvation Army, personalmente aprendí a caminar más millas en aras de no pagar parqueadero en la playa nudista y poder llegar a pie sin privarme de ese sitio paradisíaco, en líneas generales me siento orgullosa de nosotros como pareja por la manera como hemos logrado vencer la infelicidad que  a otras parejas les otorga el no tener dinero. Cuando no tenemos dinero para salir, podemos quedarnos en casa y entregarnos a disfrutar todo lo que tenemos, siempre resulta tanto por hacer, siempre hay una botella de buen vino que alguien trajo alguna vez para tomar justamente en ese día, nos acompañamos de la mejor música, y ambientamos nuestro hogar con velas y aromas, el gato se pasea por la casa feliz, haciéndonos saber que está contento de que pasemos todo un día con él.

Después de 10 años de casados puedo decir que cuando la necesidad ha entrado por la puerta de nuestro hogar, el amor ha mantenido todas las ventanas abiertas con la certeza de que ninguno de los dos se marchará del lado del otro, que no tenemos lazos que nos aten, sino una sincronicidad que nos une, que hemos tenido claro que somos dos entes independientes y libres que simplemente se eligen voluntariamente el uno al otro cada día.