ONCEAVO MANDAMIENTO FEMENINO: NO ESCRIBIR CON EL SÍNDROME PREMENSTRUAL.
Yo leí el artículo de la señora Azcárate (adjuntado al
final) y me sentí indignada pese a que nunca he sido gorda, y pensé ¿será que esta mujer no padece del síndrome de
solidaridad de género? Me dolió que mis congéneres fueran víctimas de un
lenguaje tan poco amoroso y tan falto de clase, porque aunque la señora diga
que es sólo humor, uno no puede dejar caer la tarjeta de presentación ni
siquiera cuando de humor se trata, porque es que el humor del que ella habla
solo la hizo reír a ella cuando lo escribió; y porque ese humor no produce risa
sino lástima porque exhibe un resentimiento con la raza humana (he visto
algunos de sus shows que exhiben lo mismo) que uno no sabe de quien sentir más
lástima si de ella que usa el supuesto talento que tiene como válvula de escape,
o de los colombianos que la pusieron donde está en este momento, porque
pactaron con ese humor que ella maneja y que está basado sólo el ridiculizar algún
segmento de la población y que ella toma al azar según su síndrome premenstrual
le dicte.
Después escuché la entrevista que le hicieron en la W
donde sus respuestas eran más insultantes todavía y donde su defensa fue
reiterativa en dos puntos: La columna no tiene fondo y es frívola (única
verdad) y por lo tanto los colombianos deberían estar más preocupados por los
problemas políticos y económicos que tienen que por una columna frívola donde
ella expone su punto de vista que se reduce a que los gordos solo son bellos
cuando son bebés. El otro punto con el que se defendió es que la entrevista que
le estaban haciendo debiera ser con un nutricionista porque ella es humorista y
acerca de como le haya caído a las gordas su artículo eso hay que discutirlo
con un nutricionista o un terapeuta y si al fin y al cabo les dolió es porque
es cierto y ella tiene la razón; y como suelen hacer quienes no gozan de
inteligencia emocional esto último lo repitió hasta el cansancio, como si a
fuerza de repetirlo hiciera menos daño.
También dijo que ella es muy responsable a la hora de
escribir y de actuar, quizá no sabe que la responsabilidad implica leer más de
una vez antes de publicar y leer como si uno fuera el lector, obviamente la
empatía no es su fuerte . Una cosa que vi durante la entrevista es que no bajó la
guardia, estuvo defendiendo su punto de vista hasta el final, y su manera de
disculparse fue tan abstracta que nadie consiguió sentir esas disculpas. A mi
manera de ver la entrevista fue
completamente estéril, era obvio al menos para mí que ella necesitaba defender
su artículo porque tiene derecho a defender sus vacaciones en Paris y en donde
le de la gana tomarlas porque es que ella estaba era defendiendo los intereses
de la revista, no su columna.
Y su punto final lo hizo más evidente ya que una de sus
mayores preocupaciones era que al no salir en la siguiente edición de la
revista un artículo suyo la gente pensara que la habían despedido “pues no señores,
no saldrá un nuevo artículo porque es que estoy en Paris tomando mis
vacaciones” aseguró sin nadie preguntárselo, como decía una de mis tías, ese si
fue el palo con que ella misma se echó garrote.
Y es que hasta ahora nadie ha buscado la responsabilidad
donde también la hay, que es en la revista, en mi experiencia personal esa ha
sido una de las razones por las que no he podido escribir para revistas, como
me decía una vez un entrevistador de una de ellas “usted escribe muy rosa y los
temas de reflexión no venden, necesitamos temas que produzcan escándalo que
generen controversia que molesten a la gente, porque esos son los temas que nos
posesionan bien en el mercado” y aquí tenemos la prueba, nadie se ha preguntado
cuanta gente hemos acudido a leer el artículo por curiosidad, por molestarnos
más con ella, por documentarnos para poder hablar del tema o por lo que sea,
pero seguro que esta edición de la revista habrá sido la más vendida y la
versión electrónica más visitada, irónicamente
le estamos dando más de comer a quien nos tiene indignados.
Mientras sigamos consumiendo este tipo de revistas de
“entretenimiento” mientras no cuestionemos la ”creatividad” de los humoristas
que hacen humor con las debilidades de la población seguiremos teniendo más de
lo mismo, creo que en vez de llorar sobre la leche derramada, más bien debemos
preguntarnos como la señora Azcárate nos refleja como pueblo, y de que manera
contribuimos a que personajes como ella se hagan a un lugar en la sociedad y en
la fama gracias a que saben como reírse más de los demás que de ellos mismos.
Adjunto el artículo para quienes no lo han leido copiado para no generar más tráfico
en esa página, sea ese mi granito de arena, ya que no hice lo mismo en mi
perfil de Facebook…
LAS SIETE VENTAJAS DE LA GORDURA.
Me gusta el cuerpo liviano, ágil y elástico.
Me identifico por mi genética y metabolismo con una estética sin
protuberancias, relieves y desproporciones. Pero así mismo, hoy decidí alejarme
de mi primaria perspectiva de lo bello para abrir mi mente y analizar las
ventajas de la gordura. Una mujer que nace gorda o que se engorda debe tener
ciertos puntos a su favor que deben ser resaltados y no señalados por las
flacuchentas como yo.
1. No piensan a la hora de comer. Esa es una invaluable sensación de libertad.
No se mortifican por los horarios adecuados para ingerir los alimentos ni mucho
menos se estresan por la escogencia de los mismos. Una bandeja paisa al
desayuno no es una posibilidad absurda, al contrario, puede ser una realidad
semanal.
2. Cuando van a los almacenes no se pasan horas midiéndose opciones de
prendas porque pocas veces encuentran su talla. Sus compras son breves. ¿Qué me
queda? Eso me llevo. Punto.
3. Se sienten como unas princesas ya que ellas sí conocen de cerca la
verdadera caballerosidad. Los hombres les ceden el puesto por miedo a que se
les sienten encima, las miran con ternura para evitar una agresión, les sonríen,
las saludan con palmada en el hombro, les corren la silla porque no caben, les
abren la puerta del carro para cerciorarse de que sí entran y no las morbosean
porque rayarían con la aberración.
4. Disfrutan a plenitud la amistad. Las gordas no generan envidia, así que
además de convertirse en grandes amigas producen una confianza que solo es
recompensada con lealtad. No sufren el dolor de la traición ni prueban el
veneno del engaño.
5. En el sexo se desinhiben con facilidad. Contrario a sentir complejos por su figura,
tienden a ser tan seguras de ellas mismas que se convierten en grandes amantes.
Siempre se entregan como si fuera la última vez, porque de hecho saben que
podría serlo. No tienen límites, no les preocupa si la luz está prendida o
apagada, no las altera ninguna posición, saben con certeza que su fortaleza es
generar placer hasta el punto de hacerle olvidar a su pareja la sensación de
estar amasando un sofá abullonado.
6. La playa o el plan de piscina no las cohíbe. Uno las ve pavoneándose sin pareo y sin el
menor pudor. Se asolean como un sapo boca abajo desparramadas sin tapujos. Con
la bronceada se les marcan los pliegues a los cuales el sol no alcanzó a
entrar, quedan llenas de líneas como si hubieran sido atacadas por un león y no
les importa. Salen de esqueleto, ombliguera o shorts, frescas.
7. No viven pendientes de los tratamientos, trucos o sistemas para alcanzar la figura
ideal, son conscientes de su realidad, se aceptan evitando luchas sin sentido.
Así se aman y así las aman.
Si resumimos, la gordura genera libertad.
Algo que pocos seres logran conocer a lo largo de su vida. Es cierto que por
momentos debe producir insatisfacción y una lucha por modificar lo existente.
Pero a la vez se alejan con facilidad de las presiones y convierten su figura
en su mayor factor de seguridad.
Con todo y eso, no nos digamos mentiras, es
mejor ser flaca. Así que no se engañen más. Dejen de pensar que son de huesos
grandes, que retienen líquido y que el color negro adelgaza. Están gordas.
¡Asúmanlo! Y así suene cruel, es la cruda verdad. Ojo no con la tiroides sino
con la ‘mueloides’ y sobre todo no olviden que uno gordo se ve lindo solo
cuando es bebé.
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