¿ESCUCHAS O SIMPLEMENTE OYES?

Si recurrimos al diccionario de la Real Academia Española (RAE), se especifica que escuchar significa “prestar atención a lo que se oye”. Sin embargo, oír se define como “percibir con el oído los sonidos”. Por tanto, la diferencia entre las dos acciones tienen que ver con la voluntariedad y predisposición.

Cada día es más difícil encontrar con quién comunicarse en persona, y es que escuchar es un arte que tiene muy pocos artistas. Ahora pienso muy bien antes de entregarle mi tiempo y energía vital a alguien en una interacción social, en eso ha sido muy funcional éste país. Y es que si una hora de trabajo vale us $20, entonces cuando conversas con alguien que no te escucha estás literalmente tirando dinero a la basura, dinero que estás dejando de generar.

En mi vida diaria me he tropezado con los siguientes tipos de oidores 

1- El oidor sereno, más fácilmente encontrado en mujeres que en hombres. Éste personaje guarda silencio, se queda quieto en su asiento y tiene una expresión de serenidad en su rostro envidiable, te hace creer que está contigo en la conversación, hasta que de repente te hace un comentario de cualquier cosa que no tiene que ver con el tema de conversación, entonces comprendes que no prestaste atención a sus ojos que estaban mirando para adentro y que estaba absorto en algún monólogo interno solucionando algún conflicto personal. Éste personaje usualmente se esconde detrás de unos lentes oscuros.

2- El oidor hiperactivo. Éste es el más común, tanto que la sociedad se ha habituado a él, al punto que se ha normalizado su conducta. Es el que está haciendo mil tareas al mismo tiempo que le hablas, si le pides atención te dirá que es el super héroe de la comunicación, que tiene sus hemisferios cerebrales perfectamente sincronizados y que puede hacer varias cosas mientras te escucha. Pero haz un ejercicio, en medio de ese monólogo inaudible para él, incluye una frase que sepas que sería de impacto para él y entonces suspenderá toda labor y te pedirá que le digas de que estabas hablando, porque necesita contextualizar lo que por fin acaba de escuchar.

3- El oidor impaciente. El oidor  más fácil de detectar, porque su expresión corporal lo delata, estará asintiendo o negando con la cabeza, usando las manos para rascarse la cabeza o para interrumpirte con un gesto de "para ahí". Está muy ocupado reaccionando a lo que dices y preparando su respuesta como para escuchar realmente a su interlocutor.

4- El oidor telepático. Es el típico que interrumpe tus frases y las termina, como si supiera lo que vas a decir. Jamás acierta, pero se asegura de que hables menos que él. Suele ser el tipo de persona protagonica que no está dispuesta a ceder su lugar de importancia y que se asegura de tener público siempre.

5- El  realmente buen escucha. Y por suerte aunque cada vez menos, existen los buenos escuchas. Los que te entregan todo de si para conseguir una buena comunicación, están realmente presentes, son oídos completos y su mayor habilidad es mantener una comunicación visual con su interlocutor. Esperan pacientemente las pausas para hacerte preguntas sobre el tema, lo cual te confirma su nivel de atención.  Son también los que son capaces de dar por terminada una conversación no deseada con una asertividad asombrosa, porque no están dispuestos a regalar su energía o a invertirla en conversaciones estériles.

Es por ésto que mi mejor herramienta de socialización actual es la escritura, mediante el mensaje de texto o el email, obligas de alguna forma al otro a parar y centrar su atención en lo que tienes para decir. No se valen los mensajes de audio, los que reciben la misma atención que cuando estás presente. 

Los buenos escuchas son escasos, si usted es uno de ellos, considérese un espécimen en vía de extinción. 


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