THE MODERN SCHOOL

 Fui una aventajada estudiante de la MODERN SCHOOL algo que me iba de maravilla en 1980. Siendo como he sido una mujer vanguardista, que ha gozado de una filosofía de vida futurista. 

Aclaro, vivía en Colombia y en esa época no había letreros en inglés en las calles, se hablaba el mejor español que podíamos, y hablar spanglish era un insulto para ambos idiomas, pues denotaba una mediocridad idiomatica que nadie quería exhibir.

Yo estudiaba por correspondencia, al mismo tiempo que hacía mi bachillerato. La idea fue de mi madre. Como buena profesora se dio cuenta muy pronto que la formación académica convencional no era lo mío, por lo que se aseguraba de que yo aprendiera una ocupación que me permitiera sobrevivir.

Elegí "estética y belleza" Confieso que me parecía tan aburrida como la matemáticas, pero misteriosamente se me daba con facilidad, aprendía rápido, era como si ya lo supiera y el curso sólo fuera un repaso. Me favorecía la férrea normatividad de la que he gozado que no me permitía hacer trampa durante los exámenes de final de semestre.

Yo recibía un paquete con la clase semanalmente y debía cumplir con lecciones que debía responder también semanalmente. Mi madre invirtió una buena suma de dinero en ello, pese a las criticas que recibía de quienes pensaban que esos cursos eran una estafa.

Aprendí a realizar la mejor manicura y pedicura que pocas veces me han hecho en un salón. Y esa misma ocupación fue la que me ayudó financieramente varios años después cuando llegué a vivir a éste país, después de todo era una egresada local.

Sé mucho de belleza, mucho más allá de lo aprendido, es un talento que poseo y quizá por eso el concepto de belleza contemporáneo me disgusta tanto. Actualmente mis conocimientos sobre belleza y sobre todo sobre manicura y pedicura están obsoletos, pues cuando salieron las técnicas de uñas de gel y todo éste mercado artificial, me rehusé a "actualizarme" básicamente porque riñen con mis valores éticos y morales. No sería capaz de ganarme la vida construyendo uñas postizas sobre uñas sanas sabiendo que estoy destruyendo las uñas sanas de mis clientas.

Todo ésto llegó a mi memoria en estos días en que me encontré en el lobby del edificio donde vivo con una mujer a la que solía hacerle su manicura y pedicura hace 20 años. Era una de mis mejores clientas, pero un día me dejó de llamar porque su marido me miraba de más, en sus propias palabras. En aquella época, su marido estaba en su edad media y a decir verdad era muy guapo, por lo que comprendí su derecho a defender a su macho, sobre todo cuando eres al menos 15 años mayor que él. En nuestro nuevo encuentro, ella se portó muy amable y recordó lo bien que yo le hacía sus manos y pies, terminó diciendo " ya no hay manicuristas como usted, porque no regresó mas a cuidar de mis manos y pies?" Me quedé mirando a su esposo a quién el tiempo le ha pasado despiadadamente por encima casi con la misma inclemencia que a ella, y él, sólo con su mirada y un vago gesto me hizo comprender que ella no recordaba nada, que el popular alemán alzheimer se había apoderado de su mente.

Mientras subía por el ascensor,  toda la historia de cómo llegué a ser una excelente manicurista se escribió en mi mente, casi había olvidado lo exitosa que fui con esta labor antes de que la modernidad me quitara el reinado. Así fue como de haber sido una chica MODERN SCHOOL pasé a ser una chica OLD SCHOOL.




Comentarios

El Diario de las Américas ha dicho que…
Juicio. Buen juicio, es lo que hace de un periodista un escritor. Presiento que tienes ambas: garra de periodista y un talento innegable para escribir. A seguir juiciosa Modern or Old, eres unica!
Un abrazo.
Miguel.

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