DE LOS BUENOS AMANTES.
Los buenos amantes me marcan de la misma y exacta manera que lo haría un gurú, eso lo pude constatar hace poco cuando me encontré con quien he considerado uno de los mejores amantes que he tenido y que aunque no pensara en él todos los días de mi vida, verlo de nuevo me condujo al mismo abismo que visité en sus brazos y a la misma incertidumbre que su devastadora presencia me ocasionaba.
Si hay alguien que puede regresar y reclamar historias en mi piel, ese es él, con todo el poder que le confiere el haberme hecho la mujer más acariciada y mejor amada que él pueda imaginar, pero sobre todo con el poder que le confiere haber sido el ser humano con quien más cosas importantes para mi vida he aprendido desde un lecho en llamas.
“Llegar hasta aquí, reconocerte en cada cuadro y en cada rumor que tu casa exhala…
Quienes se han entregado incondicionalmente a un fuego que las quema y que las alivia a la vez saben de que les estoy hablando, de esa sensación dolorosamente placentera que nos queda cuando el amante sale de nuestra cama llevándose todo de nosotros y dejándonos como única posesión el recuerdo de una serie de orgasmos que pensamos que solo él, es capaz de detonar en nuestro cuerpo. Hablo también de esas letras que dejan escritas en nuestra piel y que tardamos en borrar antes de confiarle nuestro cuerpo a un nuevo escritor.
Él llego a mi vida durante una sequía sexual y cuando yo de alguna manera y cansada de esperar al que no llegaba, había guardado mi libido en el sótano de mi existencia y sentía poco interés por sacarla de allí. Antes de conocerlo en lo último que pensaba era en sexo, pero él solo tuvo que dar un discurso en público y yo estaba alucinada por él, no tan deslumbrada como envuelta en un deseo incontenible. Después cuando su voz alcanzó la piel de mi cuello antes que a mis oídos y me susurró cualquier cosa que ya olvidé porque me quedé atrapada en las sensaciones corporales, mi cuerpo reaccionó como si hubiera recibido una descarga eléctrica, no hubo mucho tiempo para reflexionar acerca de descargas eléctricas, de alucinaciones, de deseo y de conductas apropiadas. Él me asaltó, ahí estaba yo experimentando conmigo misma a manos de una energía sexual desbordante que ahora pienso, pocas veces tenemos acceso a ella en la vida.
Reverencio con todo de mi la generosidad sexual de aquel macho que es capaz de contribuir al máximo placer y disfrute de una hembra, que consigue que cuando uno enfrente el trafico de nuevo todo luzca perfecto y que permite que toda posibilidad de conflicto desaparezca, porque todo es perfecto. Es el mismo hombre que aunque sabemos que nada es perfecto, consigue a través de su colaboración con nuestra satisfacción sexual, que podamos enfocar todo de manera perfecta.
Nuestros encuentros llegaron a ser limpios, frescos, sin cargas en mi plexo solar, sin culpas, sin miedos, sin dolor, sin reclamos ni reproches. Pienso que Con él evolucioné al respecto y aprendí de la paz en mis sentidos en presencia de un fuego tan abrazador que todo lo quemaba, que todo lo devoraba, ese mismo fuego que conseguí trasmutar en poder y energía tras cada encuentro. Cuanta magia, cuanta locura, cuanto romanticismo, cuanto amor entre dos amantes que por razones nunca comentadas se necesitaban mutuamente y se entregaban el uno al otro todo lo que tenían.
Llegar hasta aquí desafiando el sino de los chasis e imaginando el secreto de las vértebras de tu columna: Luna, Cronos, Ganímedes, Yocasta…
Llegar hasta aquí, como llega un viento frío o un chisme de puebloLlegar con el alma agotada y sentir que resucito, que pervivo, que respiro, todo eso ocurre solo aquí, con vos, en tu espacio vital, en tu casa”. (El amante)
Comentarios
Vilma, de Perú