DE LA ABUNDANCIA Y OTROS FRUTOS.
En estos días estaba en
una oficina del gobierno haciendo una diligencia cuando vi entrar a un indigente,
hablaba tres idiomas y tenía un teléfono inteligente, escuché comentarios
alrededor lanzando juicios de su situación
con argumentos imaginarios para condenarlo por su situación, que si está joven,
que si puede trabajar, que si tiene teléfono entonces de donde sacó el dinero
etc, mientras yo sólo me acomodé en mi silla observándolo porque la vida me ha mostrado que cada
situación es tan especial que nos puede sorprender las cosas que vive la gente,
lo cual me dejó pensando en los
diferentes rostros de la indigencia.
Por ejemplo mucha gente
piensa que quienes viven sin dinero son indigentes, que viven de los que
trabajan y se escudan en una filosofía inventada para ser simplemente parásitos
sociales, palabras más, palabras menos, son los conceptos que escuché hace poco
en un foro sobre este tema en Facebook; y estoy empleando la misma terminología
que usaron.
A raíz de ese foro un
contacto mío de Facebook me escribió una carta en respuesta a quienes tenían
esa pobre imagen de ellos, aunque le pedí que emitiera ella misma su opinión me
dijo que le parecía desgastante tratar de romper las creencias de personas que
las han protegido a toda costa durante tanto tiempo, y que por eso mejor me
daba el tema para que lo abordara en mi blog, donde según ella, podría ser más
productivo.
Ella tiene un hermano con
una condición neuronal diferente que no le permite un optimo desempeño tanto
social, como educativo y laboral, por razones que me pidió no publicar, no
puede aspirar a las ayudas del gobierno, pero tampoco puede trabajar porque su
hermano requiere atención permanente, sus padres murieron y ella quedó a cargo
de su hermano que ahora tiene 24 años, para ella la solución a su supervivencia
ha sido vivir sin dinero, pero según ella me explica, hacerlo no implica vivir
de la caridad de los demás, sino un intercambio de servicios con personas que están
dispuestas a hacerlo, y que a la vez le pueden ofrecer algo a cambio “en
realidad quienes vivimos sin dinero no somos todos personas sin recursos económicos,
también hay personas con más recursos que participan en el proyecto para probar
medios de supervivencia, en mi caso, cuando he trabajado, he tenido que pagar
el 75% de mi sueldo a una persona que cuide de mi hermano, porque no es una
labor fácil, ante esa posibilidad decidí cuidarlo yo misma y adherirme a este
estilo de vida, quienes piensen que soy indigente por eso, no saben de lo que
hablan, pues este es un trabajo como todos, solo que sin dinero de por
medio”
Ella lava y dobla la ropa
de su vecina que a cambio le cuida a su hermano para que ella vaya a rescatar
comida de los supermercados en las noches, comida que luego reparte con el
grupo de personas de su núcleo de intercambio, cuida de los hijos de una vecina
suya que trabaja medio tiempo y que a cambio le presta el auto cuando ella lo
necesita y esta disponible.
Su vecina atiende una
gasolinera por cuatro horas dos veces a la semana a cambio de la gasolina para
su auto, y así sucesivamente intercambian los servicios y los productos que
necesitan para sobrevivir.
Paga su renta y
administración a cambio de mantener las áreas comunes del edificio limpias, en
lo que le ayuda su hermano y que le sirve de terapia ocupacional, es una
especie de conserje que está a cargo de que su edificio luzca bien y que
convoca a las reuniones del condominio y se ocupa de la correspondencia de la
asociación, a cambio ella vive en ese apartamento sin pagar nada adicional.
Como ella misma dice,
trabajan todo el tiempo en diferentes labores y tienen que organizar su
tiempo para poder ser funcionales en todo lo que hacen, lleva una contabilidad
de todo porque esta preparando un libro para documentar su experiencia, la única
diferencia entre ella y las demás personas es que ella no hace transacciones
con dinero sino con servicio, que es muy diferente de ser un indigente.
Además de ella conozco a muchas
personas que viven sin dinero, y cada una tiene su propia historia que contiene una belleza y una magia indescriptible porque me muestra la tesón de la gente
que no se da por vencida, que cuando la vida las pone de rodillas deciden besar
la tierra, por eso emitir juicios de valor tan fuertes sobre un estilo de
vida sobre el cual es obvio que la gente desconoce, es algo que hay que pensarse dos veces, porque no
es suficiente con ponerse en los zapatos de los demás antes de juzgarlos, hay
que caminar al menos una milla con ellos, solo así sabremos que tan cómodos son,
o cuanto habrán hecho para domarlos y acomodarlos a su medida.
Yo misma viví cerca de
año y medio sin dinero, y salí de la experiencia más fortalecida que nunca,
nadie puede decir que le pedí limosna en aquella época, más aun, nadie de mis
allegados supo de mi experiencia hasta mucho tiempo después, por eso también
puedo hablar con propiedad del tema, Varias cosas aprendí de esta experiencia,
la primera fue verificar que nuestro temor a la pobreza tiene que ver con el
ego, porque lo doblega, no nos permite presumir de exitosos, ni ostentar más de
lo que necesitamos y eso el ego no lo soporta porque él necesita pruebas todo
el tiempo, necesita cosas, posesiones, acumular y sobre todo esa ficticia
sensación de autosuficiencia que le dice que no necesita de nadie para ser
quien es y que es importante.
Vivir sin dinero me
permitió comprender que la abundancia no es acumular cosas que ya no necesito
sino tener acceso a lo que necesito sin mayor traumatismo. También me permitió
verificar que la pobreza se reduce a dos aspectos: carecer de
la suficiente creatividad para sobrevivir, y carecer de sentido de valoración
por lo infinitamente abundantes que en realidad somos, lo demás entra en
categoría de lujo.
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