EL MAGO

A ti Peter, mi héroe de estos tiempos, hasta que llegue otro…vos sabes que todo es perecedero

Durante mucho tiempo devoré con sevicia cuanto libro de la nueva era pasaba por mi mano, sobre todo los que tenían que ver con el Feng Shui. Las velas también formaban parte de mi ritual diario, convocando las energías para que confluyeran todas en mi rueda de la fortuna y por fin todos aquellos suplicios y carencias que yo consideraba obstáculos para mi felicidad, le dieran paso a la abundancia que siempre promete ser la llave de la realización personal.

Cada primero de enero, mientras los demás dormían su guayabo de la borrachera del último día del año, yo me entregaba a los recortes de revistas donde plasmaba mis deseos para el nuevo año y los convertía en un enorme mapa visual que mi amiga Dunia me enseñó a hacer y que ella llamaba el mapa del tesoro. Confieso que la mayoría de los deseos me eran concedidos, sólo que no de la manera directa que yo pedía, pero si a la peculiar manera que el universo sabe responder, lo cual me ponía en aprietos con mi ego demandante, a quien no le hacía feliz la respuesta, mientras una parte más luminosa de mí, sabía que la brecha se estaba abriendo.

Fueron épocas de magia sensual más que de magia real, de inciensos, de símbolos, de billeteras rojas con un billete de alta denominación que no gasté, ni siquiera porque me quedara sin dinero para el transporte público, mejor dicho hice la plana y las tareas a la perfección durante mucho tiempo, sin éxito alguno, porque parecía que mi sevicia al menos con el Feng Shui para canalizar la energía positivamente hacia mi vida, era inversamente proporcional a los resultados obtenidos.

Cuando me mudé a los Estados Unidos, me casé de nuevo y mi nuevo hogar estuvo dotado de otra clase de simbolismos, estaba cansada de rendirle culto al Feng shui sin resultado alguno, me fui internando por otros caminos, y las velas se convirtieron en ese artefacto que le proporciona sensualidad a un espacio donde los amantes se devoran el uno al otro, o en ese artículo de lujo que le otorga más belleza a una mesa dispuesta para cenar.

Empecé a poner más orden en mi templo interior que exterior, empecé a trabajar en mí misma, a fiscalizarme y a enterarme de lo que había que ordenar en el recinto de mi pensamiento antes de ubicarlo en el escenario de la palabra, algo que ha sido un proceso que aún no termina, y que es posible que nunca termine. En ese proceso conocí a Peter, un mago de la palabra como yo, que se parece tanto a mí que siempre he pensado que es mi versión masculina. Sin conocerme mucho, y a puro ojo de mago-brujo me hizo el mejor regalo que los dioses me pudieron haber enviado, un curso de magia que me estoy saboreando lentamente y que me está guiando para quitarme las capas conceptuales en las que he estado atrapada y con las que conviví por mucho tiempo. Peter es un  facilitador de procesos fuera de lo común, que me ha estado guiando en un proceso interior maravilloso donde me he tenido que desenmascarar a mi misma porque estoy convencida que ese trabajo no lo puede hacer nadie más que uno mismo, guiado por alguien con una sabiduría como la que posee Peter, quien entre las múltiples características que lo diferencian de todos los facilitadores que he conocido, la que más me deslumbra, es que puede apoyarlo a uno omitiendo lo que él llama el asunto anecdótico, es decir sin que uno tenga que contarle con pelos y señales las situaciones en las que está inmerso, ni los nombres y apellidos de los implicados, ya que él disfruta de una habilidad para conducirlo a uno por los recovecos más profundos y oscuros de uno mismo sin perderse en la superficie donde el ego siempre anda maquillando todo.

Con Peter el dia que nos conocimos (re encontramos)



En estos días en que estaba a solas en la intimidad de mi habitación, me di cuenta que estaba rodeada de candelabros, así que decidí ponerles velas a todos e iluminar la habitación sólo con velas, y recordé esa época en que hacerlo era una tarea cargada de expectativas que jamás se cumplieron, y me di cuenta que la mayoría de aquellas expectativas de aquel entonces ya se me habían cumplido justo aquí en Estados Unidos, incluso aquellos sueños que pasan a categoría de imposibles porque nuestro mal sentido de merecimiento nos dice que hay cosas imposibles. Mientras saboreaba una copa de vino rodeada de mis velas comprendí que de nada nos vale organizar y armonizar los espacios exteriores, mientras nuestros espacios interiores sigan en un caos absoluto, ahora tengo la certeza de que todo lo que realmente yo quiera conseguir  es posible obtenerlo,  que solo necesito estar consciente de la responsabilidad que solo yo tengo sobre mi vida y que estar alineada con mi verdadero propósito de vida es una conquista diaria, he comprendido más como se rige el universo y como estoy parada en él, sin este conocimiento es como buscar una dirección en USA sin un GPS o sin las instrucciones.  

Estoy infinitamente agradecida con Peter por haber estado alineado con mi búsqueda y ser el mago que me entregó el mejor GPS que he tenido para seguir haciendo mi recorrido en este planeta, al que no termino de comprender por lo vasto que es,  pero que he aprendido a aceptar incluso con los puntos ciegos que no me permiten ver lo evidente.









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