LA PARTIDA DEL PATRIARCA

 Hoy no sale el sol para mi familia. Se fue el dueño del Commander. Ésta vez, se fue sólo, sin pasajeros, sin equipaje, como llegó, como nos vamos a ir todos. Siempre pensé que estaría mucho tiempo con nosotros, nunca lo concebí viejo, ni amargado, él tenía un equipaje de buen humor tan inmenso que no se lo alcanzó a gastar durante su estancia en éste plano. Ha sido el único septenario que he conocido que nunca  se encogió, conservó hasta el final sus casi dos metros de estatura. Aquí estoy  haciéndome a la idea que su luz se apagó, llena de preguntas sin respuestas.

Fue el único de la familia que tenía el talento para mantener vivo el lazo con los parientes más reacios, esos que te ignoran y te tratan como perfectos desconocidos, a través de él, tanto ellos como nosotros, los ignorados, recordábamos que nos corría la misma sangre, pienso entonces, que esos parientes también están muriendo definitivamente con él.
No tengo palabras para su esposa, ni para su hijo ¿qué se dice en éstos casos cuando la tristeza del otro es la tuya propia? ¿cuándo te rehusas a creer que alguien a quién era tan fácil amar se marchó así de pronto y que dejó a un montón de gente huérfana de él?


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