"ELLA"

De regreso a casa me encontré con "ella" en la estación de gasolina, como siempre no lucía ningún traje sensacional que me anunciara quien era exactamente, pero la reconocí, y poco me importaba si había motivo para verla, y para estar con ella. Metidas en el auto de mi esposo a solas, refugiadas en un rito que nadie excepto yo sabía que estaba ocurriendo, nos encerramos en una melodía que sonaba en la radio, y todo afuera lucía mágico, como en las películas gringas que tantas veces veía en Colombia y de cuyos escenarios siempre terminaba antojada. Uno de esos escenarios estaba para mi puesto sobre un telón nocturno, que abrigaba mi vista y me mantenía seducida. 

Por la ventana del auto veía a mi esposo moverse entre el tanque de gasolina y la parte delantera del auto mientras hacia dos funciones distintas: tanquear y poner aceite al auto. Estaba sombrío, pero bello, lucía distante pero cercano, estaba como triste pero tan feliz, bello como el más exquisito atardecer de los últimos días, limpio su rostro, al descuido pero bien conservado, lo estaba amando desde el lugar que había adquirido en aquel teatro donde el era mi único escenario, mi invitado especial, mi primera y única vista, lo estaba amando, pese a que podía ver todo lo que quedaba por fuera de la belleza del momento presente. Quería abrazarlo, pero era mejor seguir en el auto con "ella" de esa forma no podría irse a ningún lado, quería besarlo, pero era mejor solo imaginar que lo hacía, ya habría tiempo para hacerlo cuando lograra sustraerme de los brazos de "ella".

Finalmente ese momento de las dos abrazadas en un rito orgásmico nocturno acabaría pronto, ya lo sabía, lo había vivido tantas veces, era mejor quedarme quieta, abrazar ese momento, abrazar mi escenario con mi actor favorito, abrazar la melodía de la radio, dejar que dos lágrimas se aventuraran por mi rostro, elemento del agua invitado. Cerrar los ojos y reconocer en esa "ella", a  "la felicidad", que me acompañaba por minutos, sin tener que justificarla ante nadie, sin tener que demostrar su procedencia y su forma. Simplemente la felicidad llegaba a mi porque yo la podía ver y la podía sentir, estaba allí para todos. Muchos no la verían pasar por la estación de gasolina, pero yo si, y me hamaqué con ella, no se por cuanto tiempo, pero antes de que su presencia fuera menos perceptible, dejé que algo de ella se quedara conmigo, en caso de que la melancolía de mi esposo, quisiera atraparme.


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
000 Bisexual? No lo sabia. Como es eso?

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