LA COMPLEJIDAD DE LAS COSAS SIMPLES

Estoy acostumbrada a ser tocada por la vida de los demás y a escribir sobre ello, a lo que no estoy acostumbrada es a que mi vida toque la de los demás. Por eso ayer durante el festival de poesía de West Palm Beach algo, o alguien (no lo sé) saltó dentro de mí cuando mi amiga Claudia Lozano dedicó uno de sus poemas a las personas que hemos perdido algún ser amado durante este año. En mis memorias corporales quedó registrado ese impulso que tomó mi corazón para salirse de mi pecho cuando la escuché, tanto así que físicamente mi pecho se agitó y un grito desesperado se ahogó a mitad de camino, mientras el llanto sin previo aviso se apuró en mi rostro, como si una mujer dentro de mí, hubiera despertado de un largo sueño, una desconocida que nunca imaginé que yo albergara. Claudia fijó su mirada de fuego sobre mí, compasiva y discreta; y terminó diciendo "para Luz Dary" y yo no pude decirle a mis ojos que escamparan por un momento porque la siguiente en leer a lo mejor era yo.

En adelante "Lumbalú" el poema dedicado, empezó a danzar con sus labios en aquella sala, importaba poco el panorama de colores que debía haber en mi rostro, el maquillaje que se movía con mi llanto debió pintar una obra en el telón de mi rostro más bella que la primera, la vanidad le cedió paso al arte, mientras Claudia describía con su poema lo que mueve al alma cuando el cuerpo de los que amamos se marcha. Claudia y yo somos unas amigas atípicas, yo me he metido en su vida y he sondeado sus estados de ánimo y de salud a través de sus letras, cuando nos daba reportes de su avance con la quimioterapia, he llorado por ella en el teclado, aunque a veces confieso, lloraba por mi madre que al mismo tiempo que ella, militaba en la misma guerra, otras veces lloraba por mí, porque pensaba si sería tan valiente como ella para enfrentar todo aquello que ella nos narraba. Me he metido en su vida cuando la observo en cada evento literario, entera, como si aquellas historias le hubieran ocurrido a otra y no a ella. Un día me premió con un diploma por ser buena amiga en momentos difíciles, pero el premio mayor que me ha hecho ha sido escribir "Lumbalú" porque me demostró que es tan simple tocar el corazón de la gente, pero a la vez tan complejo porque la avaricia nos gana y menguamos todo lo intangible como un simple reconocimiento. Claudia no sabe menguar amor a través de sus letras.




Y fue curioso que sin proponérmelo ayer fue un día de homenajear a mi madre, quien fue mi primera maestra, ella me enseñó a leer a temprana edad y nunca supe como se las arregló para que hasta ahora jamás dejara de hacerlo. Escribí para ella como en estado de transe un poema que resume la única conversación que jamás tuvimos, la que no fue necesaria, porque ella intuía mi parte y yo siempre intuí la suya.

Lumbalú

Por: Claudia Lozano.

Vas caminando con paso incierto

Como si fueras a la deriva, con la espalda corcovada,

No hablas ni lloras, te limitas a jadear

Los tambores y los cantos lumbalúes

Abren un portal que conecta el cielo con la tierra

Demarcando el camino por el cual veré tu última sombra

Estoy atenta al eco de cada golpe del pechiche

Escucho los pregoneros anunciando

Que un alma va camino al paraíso

En ese instante como un virus el llanto me penetra

Antes de partir a tu morada

Bebes los últimos sorbos de mis lágrimas

Los tambores yamaró siguen sonando

Transitas la ruta demarcada por la música

Aligeras el paso, libre del peso de las frustraciones

Las expectativas y los desengaños

Tu debilidad se reviste de ironía

Evocas a aquellos de la peña de los vivos

Conocedor de que no tienen cura

Para su exorbitante miopía.

Esos mismos que cuando te veían

Te hacían sentir invisible, casi muerto.

La cadencia de la música se hace lenta

Hasta volverse imperceptible

Los hombres y mujeres

Abandonan la danza y los cantares

Después de nueve amaneceres con sus noches

El portal se cierra.

¿Cuando alguien se va , que queda?

Mi compromiso contigo empieza ahora

Estoy preparada para no olvidarte!


LA ESCULTORA

Por: Luz Dary Jiménez

Ella no era perfecta

Quien lo es de todas formas

Me parió en la inocencia

De sus treintas

Cuando las hembras eran inocentes

Después de quinceañeras

Le pesó que yo fuera como era

Y yo hice lo posible

Porque no lo viera

Porque no notara mi enorme diferencia

A veces los demás me lo gritaban

Nada que yo no supiera

Que caminaba diferente

Aunque no era asunto de risa

Los niños crueles verdugos

De mi infancia, lo hacían más que risa

Burla callejera

Y ella se tapaba los oídos

Mientras yo los abría

Gracias a ellos aprendí

A reírme de mi misma

Aprendí a exhibirme cuando

Nadie quería verme

Aprendí a quererme

Para conquistar mi cielo

Ella, nunca supo de mis

Cuitas con mi autoestima

Ahora que es libre lo sabe

Y se que eso la libera

No pecaste madre

Por parirme diferente

Sólo me esculpiste

A tu singular manera

Mi alma siempre lo supo

Por eso hoy gozo siendo diferente.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Wow! 2 super poemas de 2 grandes escritoras que poco a poco estan siendo reconocidas por su talento superior, me quito el sombrero en profunda admiracion por esos bellos escritos que provocaron frio en mi piel.

Jorge
Flaco ha dicho que…
Lo dicho leer tus artículos es algo que adictivo, que buenos poemas, felicitaciones mi reina

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