MEJOR BUENO POR CONOCER QUE MALO CONOCIDO

Terminé mi contrato con el gimnasio al que asistí por siete años, luego de tantos sinsabores no sólo con el gimnasio sino también con la franquicia por tratar de liberarme de un contrato en donde la única que lo cumplía era yo, mientras ellos vulneran mis derechos y el de todas sus clientas. Que situación más frustrante fue seguir asistiendo por compromiso económico a un lugar donde no sólo pagaba más dinero del que se paga en otro gimnasio, sino que además se recibe cada vez menos, y como si fuera poco lo trataban a uno mal. Pero quienes quieran conocer al detalle los antecedentes de lo que fue mi experiencia con Lady of America sólo entre en las letras donde hay link para que acceda los artículos anteriores donde narré lo que sucede allí, porque lo que me ocupa hoy es la lección final que obtuve de esta experiencia.

Ahora estoy libre para elegir cuidadosamente donde inscribirme, esta vez ya sé que tendré que tomarme el tiempo suficiente para leer al detalle los contratos, para verificar que puedo hablar en mi primer idioma dentro del gimnasio, que las instalaciones no atentan contra mi salud y mi seguridad física, que los propietarios del gimnasio me trataran con respeto etc etc. Así que tengo a cuatro gimnasios interesados en mí, con lo cual estaré más o menos dos meses tomando clases gratis, ya que me dieron pases para probar primero sus servicios.

Cuando entro en otros gimnasios me doy cuenta de la resistencia que tenemos a veces al cambio porque nos encariñamos con lo conocido, y no me enorgullece reconocer que eso me pasó de alguna forma, cuando la primera vez a escasos seis meses de inscrita en Lady of America, la dueña de la franquicia me prohibió hablar español dentro del gimnasio. Creo que en ese momento debí haber abandonado aquel lugar, porque como decía mi madre “desde el desayuno se ve el hambre que se va aguantar todo el día”. Estuve apegada a aquel gimnasio por las clases que daban, pero sobre todo por mi instructora Claudia, una chica excelente profesora que goza de una creatividad asombrosa para hacer de cada clase algo diferente, quienes hayan estado en un gimnasio donde los profesores son anglosajones sabrán que suelen ser apegados a una rutina desesperante, y uno termina sabiéndose de memoria la clase por lo que no es nada estimulante regresar al gimnasio, ya que podemos hacer la misma clase en casa.

Pero he de reconocer que también pensaba en aquel dicho que reza “que es mejor malo conocido que bueno por conocer” y por eso no me marchaba de allí. Cuando las cosas se pusieron tan mal que ya era insostenible la situación, no pude retirarme por asuntos legales, por cláusulas de esas pequeñitas que uno no lee y que en lo personal me han costado tanto dinero que me han convertido en intima amiga de la letra menuda.



Ahora veo que soltar aquello que no funciona en nuestras vidas sólo es una maravillosa oportunidad que se nos brinda para dejar entrar lo nuevo a nuestras vidas, para conocer nuevas personas, nuevos instructores, para darle voto de confianza al universo de que me proveerá de un (a) instructor (a) como Claudia, quien ha sido realmente la única pérdida significativa que he tenido.

También me ha servido para darme valor como clienta, y comprender que en realidad necesitan más los gimnasios de sus clientes que nosotros de ellos, al fin y al cabo hacer ejercicio es algo que no exige un espacio determinado, con los medios actuales, todo se limitaría a autodisciplina: unos veinte minutos de cardio que se pueden hacer trotando cerca de casa, bailando o haciendo kickboxing en la misma casa, un buen equipo de pesas, que son muy económicas; y una guía vía Internet sobre como usarlas y sobre abdominales, esto para quienes no han ido a un gimnasio antes, en mi caso me sé tantas rutinas que puedo hacerlo sin guía de Internet.

Así que esta es mi quinta opción, conseguir autodisciplina (algo que es mi fuerte) y trazar mi propio horario y mis rutinas de trabajo y hacer de mi misma mi propia entrenadora, en esta opción cabe la posibilidad de compartir mis finanzas con Claudia mi ex entrenadora y contratarla para que revise mi rutina de vez en cuando. Por ahora estoy probando aquí y allá, antes de decidir que le trae a mi vida este nuevo cambio al que me estaba resistiendo y que al conseguirlo me está otorgando no sólo una exquisita sensación de libertad, sino más confianza con el movimiento y el cambio.

Comentarios

Natalia Lema ha dicho que…
Adelante con esa nueva idea. Que nadie te robe los deseos de hacer ejercicios y que todos aprendamos a leer aquellas líneas minúsculas que muchas veces ignoramos al firmar contratos. Tu aprendiste y nosotros aprendemos de tí.

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