LA VIDA TAL COMO ES.
Todos nos valemos de algún pretexto para no ser felices, encontramos obstáculos que entorpecen esa capacidad innata con la que venimos para serlo. En el camino por este recorrido planetario recolectamos heridas que otros seres nos infligen, me gusta pensar que estos seres me aman más que los que sólo me dan alegría y placer. Quiero decir, que me aman en el plano del alma, porque mis cinco sentidos me gritan todo el tiempo que ellos están aquí solo para lastimarme a mí; y a mis seres queridos, y que no descansarán hasta verme destruida. Pero mis cinco sentidos han visto a estos mismos seres autodestruyéndose con las mismas armas con que creen haberme combatido, y eso me hace dudar de la validez de su maldad, de la realidad de su intención. Eso me hace despertar compasión por ellos, y saber de donde procede el daño que me hacen y cual es la dinámica que estamos jugando.
No obstante a veces no es suficiente todo esto, no es suficiente ser actores en un escenario recreando dramas que pensamos que no podemos enfrentar, para terminar comprendiendo que si podemos; y que escribimos ese libreto solo para verificarlo, es cuando me doy cuenta que hay circunstancias que puedo procesar racionalmente, pero que no he comprendido porque lo único que he hecho es poner una bandita para cubrir algunas heridas, pensando que si no las veo, no existen, pero luego escribo un nuevo libreto, recreo una nueva historia que retira la bandita y la herida queda de nuevo expuesta al dolor y más vulnerable que nunca. Entonces, al igual que cuando estaba aprendiendo a leer, sólo me resta recitar de nuevo todo aquello en lo que creo, para que algún día lo memorice de tal forma que ya no sea algo en lo que creo, sino algo que ya sé.
El conocimiento nos juega esa mala jugada, nos hace creer que conocer es suficiente, que ver la comida es estar alimentados, que sabernos el libreto de memoria y representarlo en un escenario es suficiente, pero el buen actor cósmico tiene que saber lo que está representando, no solamente memorizarlo o creerlo, y ese saber sólo se consigue con la experiencia, así nos toque repetir la misma escena más de una vez.
No obstante a veces no es suficiente todo esto, no es suficiente ser actores en un escenario recreando dramas que pensamos que no podemos enfrentar, para terminar comprendiendo que si podemos; y que escribimos ese libreto solo para verificarlo, es cuando me doy cuenta que hay circunstancias que puedo procesar racionalmente, pero que no he comprendido porque lo único que he hecho es poner una bandita para cubrir algunas heridas, pensando que si no las veo, no existen, pero luego escribo un nuevo libreto, recreo una nueva historia que retira la bandita y la herida queda de nuevo expuesta al dolor y más vulnerable que nunca. Entonces, al igual que cuando estaba aprendiendo a leer, sólo me resta recitar de nuevo todo aquello en lo que creo, para que algún día lo memorice de tal forma que ya no sea algo en lo que creo, sino algo que ya sé.
El conocimiento nos juega esa mala jugada, nos hace creer que conocer es suficiente, que ver la comida es estar alimentados, que sabernos el libreto de memoria y representarlo en un escenario es suficiente, pero el buen actor cósmico tiene que saber lo que está representando, no solamente memorizarlo o creerlo, y ese saber sólo se consigue con la experiencia, así nos toque repetir la misma escena más de una vez.
Todos los días agradezco a mi ser superior por todo lo que tengo y también por lo que no tengo, porque sé que es algo que no necesito para mi objetivo espiritual de vida. De la misma manera agradezco las duras pruebas que enfrento y los actores de reparto que elegí en el plano del alma para que me enseñaran la parte que no consigo ver. A veces algún actor de reparto se convierte en mi coprotagonista, cada vez que creo haber llegado a la meta de la comprensión, se atraviesa una nueva circunstancia que me hace retroceder el camino que he avanzado. Supongo que de eso se trata el juego de la vida, de retroceder y de avanzar y en el camino adquirir cada vez más el despertar de nuestra conciencia.
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