Cerré mi primera etapa septenaria (7 años de vida) con la detención de mi padre; y un exilio obligado para la comodidad de nuestra sociedad inmediata, mi madre y yo nos convertimos en gitanas sin tribu y sin carpa, nos hicimos guerreras de la luz conquistando el sí de la supervivencia diaria.
|
Mi primera etapa septenaria 7 años de edad |
Mi segunda etapa septenaria (14) nos sorprendió con la jubilación de mi madre, lo que nos permitió empezar de cero de nuevo, lo más lejos posible de nuestros lugares de nacimiento.
|
14 años de edad |
La tercera (21) la cerré dando a luz a mi única hija inmersa en uno de los momentos y etapas más sublimes y feliz de mi existencia.
|
Embarazada de mi unica hija 21 años de edad |
La cuarta etapa (28) la cerré con mi primer divorcio del padre de mi hija. La primera vuelta de saturno; y recuerdo que mi amiga Dunia me hizo la carta natal y me preguntaba acerca de mis etapas septenarias anteriores y de lo que había sucedido en cada corte y en aquel entonces no sabía responderle, porque no sabía muy bien de que se trataban dichas etapas.
|
Durante mi primer divorcio 28 años de edad |
Hoy que ya sé que son ciclos de siete años que vivimos sumergidos en alguna función en especial y que se cierran para dar paso a una nueva etapa de crecimiento, puedo ver con claridad como se han demarcado estas etapas en mi vida, con una precisión asombrosa, con una puntualidad tan exacta como la mía.
Mi quinta etapa septenaria (35) la cerré abandonando mi país natal, primero para Noruega y posteriormente para USA, donde sigo viviendo.
|
En Noruega 35 años de edad |
La sexta etapa septenaria (42) me alcanzo afianzando mi segundo matrimonio y residenciando a mi hija en USA.
|
42 años de edad |
Y en este momento cierro mi séptima etapa septenaria (7X7=49) con mi segundo divorcio.
|
Epoca actual cerrando mi septima etapa septenaria. |
Mirar en retrospectiva el camino recorrido y las puertas que cerraron ciclos y abrieron nuevos es similar a estar en la cima de la montaña y observar el largo camino para llegar a lo alto, la satisfacción del camino recorrido le da sentido al cansancio que experimentamos cuando estábamos en plena subida y el camino se hacía tan pesado que parecía que no conquistaríamos nunca la cima, también nos da alientos y energía para seguir escalando más montañas, porque sabemos que si pudimos subir una, podemos subir muchas más.
De la misma manera mirar los ciclos septenarios, con sus respectivos cortes, rupturas, puertas abiertas, experiencia nuevas, caminos renovadores, me llena de entusiasmo por lo que está por venir en mi vida, me doy cuenta cuando miro esos ciclos, que mi vida ha ido en subida, siempre en subida, que cuando pienso que voy en bajada o que he retrocedido sólo han sido pequeños atajos que he tomado para hacer menos extenuante mi jornada.
He vencido dragones de los más peligrosos, como el dragón del miedo, cada día le temo a menos cosas y considero eso como uno de mis grandes patrimonios. En conclusión hay tanto que he conquistado, no tengo mucho para exhibir, pero tengo un mobiliario interior que me hace feliz y que estoy en condiciones de compartir con los demás.
Hoy revisando mis etapas septenarias tengo que confesar que he vivido.
Comentarios
Vilma
Pececito.
tu fotografo