CUANDO TODO TERMINA.

Podría decir que últimamente los años se comportan mal conmigo, pero sé que eso no es así, que el impulso de todos es culpar a alguien más de lo que nos sucede, así ese alguien sea el año viejo que nos dejó cosas que nos disgustaron y que en nuestra ceguera evolutiva calificamos de malas.

Este año que termina he reído, he gozado, he llorado, he ganado, he perdido, he vencido, y me han vencido, ha sido un año de arduas batallas por conquistar el sí de la vida, para concluir que incluso cuando la vida nos da un NO rotundo en realidad nos está dando un SI absoluto. Este año fue de nacimientos y de muerte, nació mi obra "Llanto a mi misma" algunos se aventuran a pensar en mi como actriz y dicen que nació la actriz, aunque yo misma no me siento así, nació mi segundo nieto, nacieron nuevas mujeres dentro de mi, nació mi mejor experiencia de simplicidad, nacieron nuevos lazos afectivos, pero para que haya nacimiento tiene que haber muerte, este año murió mi matrimonio, fue una muerte repentina. En algún momento  sentí como si hubiera sido una suerte de asesinato, pero esa es sólo la mira que nos ofrece la parte oscura de nosotros, la que nos seduce para sentirnos víctimas en aras de paralizarnos. Siempre hay otra manera de ver las cosas y esa se obtiene con frecuencia en el silencio, sin dejar a nadie más intervenir con sus juicios y opiniones en la experiencia de uno, entonces uno consigue  mirar las cosas con el alma y el corazón bien articulados, poniendo el ego a un lado e identificando su interferencia como un distractor de nuestro crecimiento y evolución.

El amor se pone a prueba incluso en el momento de la separación, el amor por uno mismo y el amor por el otro, personalmente no concibo el amor como un sentimiento con un interruptor que podemos apagar automáticamente cuando nos separamos, aunque nuestro egoísmo nos quiera seducir para hacerlo de esa forma. Me parece inmaduro no aceptar que las cosas cambien, y que a muchas personas las circunstancias también las cambian, que de la misma manera que tenemos que aceptar cuando un ser amado se marcha de este mundo, también tenemos que aceptar que se marchen de nuestro pequeño mundo, y que sigan caminando sin uno.

Como estoy convencida que la vida no nos quita nada, sino que nos cambia los escenarios y los personajes para interpretar nuevas obras, no estoy interesada en buscar responsables de lo que pasó. Más bien quiero agradecerle a mi esposo por haber poblado mi vida de tan bellas experiencias, y por estar alineado con mi búsqueda personal de poder vivir la mayor cantidad de experiencias en esta encarnación.

Este matrimonio me ha dejado muchas historias que contar, me ha dejado una familia política que no se si me quieran conservar, porque aunque tengo intenciones de conservarla a estas alturas considero que los cambios implican mover muchas cosas, y no se si mi familia política este incluida en este cambio también, no puedo decidir por ellos, en todo caso serán ellos quienes decidirán que hacer con los lazos que construimos a lo largo de mi matrimonio.

Así que espero el año nuevo con los brazos y el corazón abiertos, aunque la muerte de mi matrimonio me está doliendo mucho, he comprobado que es mentira que a uno le rompen el corazón, lo que le rompen a uno es el ego, a mi me importa muy poco la salud emocional de él (de mi ego) me importa la mía, por eso le estoy dando espacio a mi ego, a solas, para que haga todas las pataletas que le de la gana, mientras yo me hago cargo de mi corazón y de mi misma, lamo mis heridas y las sano con la complicidad del tiempo, al fin al cabo esta es sólo una puerta que se cierra en el largo pasillo de puertas abiertas que es la vida.

Bienvenido futuro!